IV. Encuentro nada agradable

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Estar rodeado esta noche de todos los alcoholizados amigos de Miroku no fue mi plan inicial, tampoco terminar en una fiesta donde todos al parecer no saben lo que es beber con precaución y no tener sexo público. Niego y salgo de la enorme mansión que pertenece a uno de los niños ricos que mi primo frecuenta. El patio está vacío ya que todos están viendo como dos chicas tienen una pelea dentro de una piscina y ellas con el cuerpo inundado de aceite.

Me siento a orilla de la piscina y me echo un poco de agua en el cuello para aclarar mi mente, hace un rato me bebí algunas cervezas, pero al parecer hasta ahora es que me vienen hacer efectos. Mi cuerpo se encuentra algo sudoroso porque una chica me obligó a bailar con ella algunas canciones. Cierro los ojos para que la brisa me ayude a estar en calma aun cuando esta casa es un caos de adolescentes ebrios, calenturientos y estúpidos. Algunos incluso estaban fumando hierba, mejor es alejarse de toda esa mierda, le advertí a Miroku que no debía consumir nada más que alcohol, no lo quiero ver drogado porque hasta ahí llegó el ser rey de la fiesta.

Ha pasado tres semanas desde vi a Kagome Higurashi, la chica que tiene mi mente convertida en un caos. No he podido recolectar más información, solo que hace una semana ganó una carrera donde no se apostaba dinero, sino una información que al parecer tanto ella como otra pandilla querían, lo último que escuché fue que ella salió herida de un encuentro con otros tipos. Así que no creo que sea tan aterradora como ella quería hacer creer, también es humana y como toda humana ella tiene sus debilidades. Siento movimiento a mi lado y sonrío a ver la cara de una chica que conozco bien.

—No pensé que vendrías, Tsubaki—ella se ríe y su cabello negro danza al son del viento al dejarse caer a mi lado.

—No perdería la oportunidad de verte, guapo—sus labios pintado de un rojo fuego besan mi mejilla y luego me guiña uno de uno de sus azulados ojos.

—No sabes el placer que me da verte, tenía tanto sin saber de ti—ella solo sonríe de manera coqueta.

Tsubaki es una chica que conocí en unos de los tantos concursos a los cuales asistía. Ella también es un genio y luego de vernos varias veces siendo contrincantes, hablamos y desde entonces somos amigos. Solo que tenía un tiempo sin darme señales de vida, pero luego me dejó un mensaje donde aseguraba que vendría a la fiesta.

—Mi vida se ha vuelto un poco caótica, por cierto ¿sabes hackear de todo cierto?—alzo una ceja y la miro ella tiene una sonrisa como si descubrió algo maravilloso.

—¿Necesitas algo peligroso?—ella niega sonriendo.

—Solo quiero entrevistar a un hacker para un proyecto escolar que tengo, pero no he encontrado a ninguno—sus ojos ocultan algo y ella me sonríe—por eso lo pregunto—suspiro encogiéndome de hombros.

—Supongo que sé mucho de hackear—comento sin mucha importancia, ella es una buena amiga no es como si fuese a delatarme.

—Eso es genial, te estaba necesitando tanto—me sonríe guiñándome un ojo. Su vestido turquesa se ajusta a sus pronunciadas curvas, ella es una chica increíble—¿te molesta si voy por una cerveza? Trataré de no tardar—asiento y ella se levanta—¿quieres una?—niego con una sonrisa.

—Algunas cervezas es la razón por la cual me encontraste solo aquí—su sonrisa incrementa.

—Vengo rápido, no me extrañes mucho—la veo caminar con su peculiar contoneo de caderas. Ella sabe que está buena y lo usa a su favor. Esa es la razón por la cual mi mirada cae en su culo y me pierdo en el hasta que ella termina de desaparecer de mi campo de visión.

—Vaya, no pensé que fueras esa clase de persona, Taisho—una voz que no reconozco se hace espacio en mi silencio—, aunque debí suponerlo, es típico de los hombres ser así—entonces la reconozco. Giro mi cabeza mirando como la melena azabache va en una cola alta. A diferencia de todas las chicas de la fiesta que llevan vestidos, faldas cortas y top corto, Kagome Higurashi lleva un pantalón jeans, una camiseta y unos tenis. A pesar de llevar eso se ve absolutamente hermosa. Esta chica debió de dedicarse al mundo del espectáculo, su belleza es digna de ver en pantallas.

Guerra de pandillasWhere stories live. Discover now