EL AMOR ES CIEGO... AL IGUAL QUE ÉL...

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Debí haber dejado que me asesinara... ¿Por qué lo escuche?... Solo debí haberme dejado matar... Fui tan ilusa como para dejarme envolver... En este amor ciego...

Había pasado ya bastante tiempo, tanto tiempo desde la última vez que volví a ver el sol, la última vez que había visto las estrellas, que había visto otro ser humano, todo lo que significaba libertad.

Me encontraba atrapada, sin salida de este maldito lugar, solo con una opción, la muerte. Y esa opción a pesar de todo, no iba a ser elegida por mí, no, yo quería aun vivir, y en mi corazón aún se albergaba esperanza de ser rescatada.

Estaba encerrada siempre en la misma habitación, la cual no tenía ni una ventana, todo estaba en tinieblas, en oscuridad y se iluminaba cada vez que él llegaba, con la luz de un débil foco. Cada vez que podía verme en aquel diminuto espejo, veía que mi piel se ponía pálida, comenzaba a parecer un cadáver viviente.

La voluntad que había tenido para escapar tiempo atrás se había ido, y ahora solo quedaba voluntad para seguir viva, o algo así. Mi alma parecía estar lejos de mi cuerpo, el miedo a la oscuridad y los días que habían pasado, que ya me parecían años, habían hecho mi mente casi un picadillo, y los miedos me acosaban siempre que me quedaba sola a oscuras.

Aquella habitación parecía un bunker de guerra. Y estaba atrapada hasta que mi vida se extinguiera por sí sola, o hasta que alguien fuera a rescatarme. Él era aterrador, me daba escalofríos cada vez que llegaba, prefería verlo con aquella simple mascara que, sin ella, para mí era mejor que él no estuviera.

Lo único que podía mantenerme cuerda por el momento, para no caer por fin en la locura, era dormir, cerrar mis ojos y dejar que mi mente vagara a ese mundo, la oscuridad era tan absoluta que mis horarios habían cambiado drásticamente. Podía descansar sin preocuparme, y ya no sentía la necesidad de comer, no hasta que él llegara.

Los días, ya me eran indiferentes, el tiempo era en lo que menos podía pensar en este momento. Y lo único que sabía era la fecha en que había sido llevada allí.

Una foto que tenía guardada en el bolsillo de mi pantalón, el día en que fui traída hasta ese lugar. Tomada aquel mismo día. Aún recuerdo los días bellos en la libertad, con el sol en mi cara, el viento jugando con mi cabello, la lluvia recorriendo mi cara. Bien dicen que las pequeñas cosas de la vida no les prestas atención hasta que estas desaparecen.

En aquella foto estaba yo con él hombre que me casaría terminando la escuela, y con él sol que estaba justamente ocultándose, en aquel atardecer naranja que tanto me gustaba observar.

Cada que encendía la luz, y él cocinaba, con discreción miraba la foto, las lágrimas llenaban el borde de mis ojos, cuando lo recordaba, él vendría a buscarme, (NC). Sí, no me dejaría así a mi suerte ¿o sí? No, él era muy valiente.

Debía estar luchando por su vida en el hospital en ese momento, o estaría totalmente recuperado, buscándome. Había perdido todo el sentido del tiempo, en ese bunker.

¿Cuánto había pasado?... ¿Cómo fue que me termine metiendo en esto?... ¿Volvería a sentir la luz del sol, el viento?... Mi condenación había comenzado, cuando le salve la vida a un extraño....

Salía tarde de mi última clase, las calles estaban vacías, todo estaba completamente oscuro, apenas me acompañaba la música de mis audífonos, el reproductor estaba dando mis canciones favoritas.

Caminaba sin preocuparme por nada, algunas gotas de lluvia caían, pero las nubes no anunciaban una tormenta. Mientras caminaba, apresurada, de pronto al pasar enfrente de un callejón, un tipo tropezó conmigo.

- Co- corre.... – Dijo el tipo al verme.

- ¿Se encuentra bien? – Pregunte algo inquieta.

- Él ya... viene.... – decía arrastrando las palabras – huye...

YANDERE BOY'SWhere stories live. Discover now