YANDERE BOY'S

AMOR RENACIDO DE LAS CENIZAS

"Dicen que los sentimientos hacen débil al hombre, pero muchas veces el amor es lo que nos vuelve más fuertes"

Hace mucho tiempo, una profecía fue escrita...

"No deben juntarse las almas renacidas... Aquella cuyo destino fue morir para después vivir, no debe volver al reino de los muertos... Pues aquel con las llamas más ardientes que el mismo sol la consumirán... Su corazón derretido, siempre caliente permanecerá, y la destrucción brindará..."

Aquello era una profecía que estaba destinada a cumplirse, y que ni la gran diosa protectora de la tierra podía haber previsto.

En aquella habitación dentro del castillo de Hades, una mujer se encontraba viendo hacía el cielo, veía como ambos astros aún seguían unidos después de tantos años. Alrededor del castillo no había nada más que un bosque oscuro, todo cubierto de hielo, un mundo oscuro y frío. Aquella joven dentro de su ser sentía culpa, dos lágrimas rodaron por sus mejillas, cerró los ojos y dejo que su mente volviera al pasado, cuando aún era aún un caballero, dejo que volara a ese momento en el que había decidido intervenir....

- ¡Detente Ikki! – Gritaba mientras trataba en vano ponerse de pie.

- ¡No dejare que ni tú ni nadie la aparte de mí, no después de haberla recuperado! – Gritaba Ikki mientras combatía contra otro caballero.

- ¡No dejaré que alguien tan egoísta como tú diga que lo hace por amor!

El choque de dos cosmos, era tan fuerte que ambas auras se manifestaban, el aura de un perro cazador y el aura de un fénix, ambas figuras de ambos animales peleaban en el aire como si estuviesen vivos de verdad. Mientras que la chica trataba de ponerse de pie, a la vez que Pandora se ponía a su lado y con su tridente le apuntaba hacia la garganta.

- Será mejor que no te levantes – dijo mientras la cuchilla ya tocaba su cuello – deberías estar agradecida, el señor Hades es benévolo y muy bueno, no va a separarte de tu amado, como el dios al que le sirves.

Ella la miro con enojo, pero de inmediato sus ojos voltearon y se enfocó hacia aquel que estaba sentado en el trono.

- ¡Shun! ¡Por favor para esto... Es tu hermano! – Gritaba con las pocas fuerzas que tenía, mientras que aquel que había llamado estaba sentado admirando la pelea con una sonrisa en los labios.

La chica miraba con ojos cristalinos como ambos caballeros combatían arduamente, y mientras lo hacía veía con terror como la armadura del fénix cambiaba de color y de forma. Aquel brillo azul, plata y rojo fue sustituido por un brillo negro, un gris obscuro y un rojo escarlata, a su armadura comenzaba a salirle alas y fuego negro del infierno en aquellas plumas que ahora eran de color rojo sangre y goteaban aquel líquido.

Mientras miraba atónita la escena, no podía dejar de pensar en que ella tenía la culpa, no debía haber intervenido....

¿Qué había pasado? Nadie lo sabía, pero aquel gran eclipse se había visto por todo el mundo. De este lado cruzando el gran mar del atlántico, una joven veía con impaciencia aquel gran eclipse, algo no andaba bien del lado de Europa.

- ¿Qué estará pasando? – Se preguntó preocupada. – Esto no tiene sentido, solo los dioses pueden invocar el poder de los astros, ¿algún dios de aquel lado del mar estará provocándolo?

Mientras ella se veía impaciente, otro joven se acercó a ella, aquel joven poseía una armadura, una armadura que no era como las del resto de los caballeros, ni siquiera parecida en nada a las que ella conocía anteriormente.

¿Qué podía proteger aquella armadura? Aquella peculiar armadura tapaba solo los hombros, brazos y piernas mientras que el dorso y parte del pecho quedaba al descubierto. Sin ninguna tela cubriendo la piel morena.