YANDERE BOY'S

FLOR BELLA ENVENENADA

"He vivido en soledad... Debido a mi sangre envenenada... Así es como ha sido durante toda mi vida... Pero desde que te conocí... Eso se ha acabado..."

La Guerra Santa había ya comenzado, los espectros estaban ya por órdenes de Hades camino al santuario para poder asesinar a Athenea, sin embargo, no contaban con que los poderosos caballeros dorados estarían ya preparados para ese acontecimiento.

Y no solo ellos, también todos los demás caballeros estaban listos para defender a la diosa ante los espectros. En especial (TN), caballera Santia de Pavo real.

(TN) aguardaba al lado de la diosa Athenea, quien desde su estatua comenzaba a proyectar un escudo alrededor del Santuario para evitar el retorno a la vida de los espectros.

(TN) parecía estar totalmente serena, se veía imperturbable, atenta a lo que pasaba y a cada una de las acciones de la diosa, pero, aunque su cara reflejaba calma absoluta, eso era lo último que pasaba por su mente.

Por dentro (TN) estaba hecha un desastre, parecía inquebrantable por fuera, pero por dentro todo estaba hecho un caos, de su mente no se apartaban aquellas palabras que había oído decir de aquel enigmático y solitario caballero de oro.

"Eres una flor hermosa, y le haces falta a mi jardín..."

Esas palabras seguían dentro de su mente, para muchos podría ser solo un cumplido de alguien que admira por primera vez la belleza de algo que no fuera solamente aquellas peligrosas y letales rosas o él mismo. Pero (TN) sabía la peligrosidad de sus palabras...

Desde que vivía en el Santuario, (TN) había llegado a demostrar que era una muchacha capaz de hacer varias proezas, su poder a pesar de que su entrenamiento era para llegar a ser un santo de plata podía llegar a ser equiparable con un caballero dorado, lo cual le había permitido obtener la admiración y respeto de todos los caballeros incluidos los caballeros dorados.

Era una mujer tranquila, que entrenaba hasta llegar a dar el máximo y perfeccionar sus habilidades, siempre amable, atenta con todos; aquellas actitudes, eran lo que llamaba más la atención de todos.

Desde que ella había llegado nadie había visto su rostro, los pocos que habían podido verlo decían que habían sido asesinados, y corrían muchos rumores sobre ello. Aunque todos sabían de la regla general sobre las que entrenaban para ser un caballero femenino, muchos decían que ella escondía sus ojos más que su rostro, ya que, según los rumores, sus ojos eran tan bellos que quien los viera recordaban a las flores silvestres del bosque.

Aquel rumor bien podía ser cierto, sin embargo, (TN) aunque seguía las reglas rigurosamente, cuando era sorprendida por los hombres y alguno de ellos llegaba a ver su rostro, lo desafiaba a una pelea hasta dejarlos totalmente noqueados, y aquellas secuelas repercutían en su memoria, haciéndolo olvidar lo que había visto.

(TN) durante su entrenamiento continúo llevando aquella mascara hasta que llego el día de conseguir la armadura, y después de aquél día... Comenzó aquella perdición tan hermosa y venenosa.

El día de la entrega de su armadura fue como cualquier otro, la arena estaba llena, sus compañeras de entrenamiento, su maestra, el gran patriarca y la diosa Atehena estaban ahí para presenciar su ascenso, aunque ellos no eran los únicos ahí, puesto que también se encontraba un hermoso caballero dorado que presenciaba el campeonato.

El combate fue duro y riguroso, pero (TN) fue venciendo a todas las competidoras, sus técnicas habían sido perfectamente pulidas que era difícil de derrotar. Todos en la arena le vitoreaban, y se sorprendían al ver sus movimientos los cuales eran tan graciosos como si fuera une bella ave, no obstante, Alfabica, veía seriamente sus movimientos, no se sorprendía al verlos, todo lo contrario, los estaba apreciando, para él que había vivido en total soledad jamás había visto algo parecido, no sabía que entrega de armadura estaba presenciando, pero sabía que aquella mujer tenía un gracia hermosa e irresistible.