SEPTIEMBRE

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Aún no puedo recordar que paso aquél día.... ¿Qué fue lo que sucedió?... Solo somos él y yo... pero... ¿Por qué siento que hay algo más?... aún sigo sin recordar...

Solo gritos se escuchaban en aquel lugar, luego una llama roja con colores anaranjados y amarillos combinados salieron de pronto y desaparecieron, las sirenas ya rondaban por el lugar, todo era caos y desorden. ¿Qué pudo haber pasado? ....

Lentamente sus sentidos comenzaron a despertar, sentía un poco de frío en el aire, se sentía cansada y adolorida; no sabía en dónde estaba, sus parpados los sentía pesados y lentamente los comenzó a abrir, todo lo veía borroso, los sonidos estaban mezclados y no muy claros.

Estaba aturdida, trato de ubicarse, las imágenes se empezaron a aclarar y por fin pudo escuchar aquellas voces.

- Está despertando – se escuchó decir a una enfermera que llamaba al paramédico desde la puerta de la ambulancia.

- ¿Signos vitales? – preguntaba el paramédico mientras atendía a revisar a la chica que yacía acostada en aquella camilla blanca.

- Todo parece estar bien – contestaba la enfermera.

- Señorita ¿Cómo se siente? ¿sabe dónde se encuentra? – preguntaba el paramédico tratando de mantenerla despierta.

- Mis... amigos... - fue lo único que aquella chica contesto antes de desmayarse.

- ¿Señorita?... ¡Señorita!... ¿en cuánto tiempo llegaremos al hospital? – las voces de los paramédicos se escuchaban agitadas mientras la ambulancia comenzaba a emprender la marcha.

Aquella chica se sumergió en un profundo sueño en donde las imágenes se arremolinaban en su mente, cada una de las escenas del pasado se repetían como una película, hasta el momento de aquella explosión.

- ¡NO! – se escuchó aquel grito desesperado, dando lugar a que aquella muchacha despertara de esa pesadilla que sin lugar a dudas había sido real.

- Señorita – escuchó la voz de una enfermera que entraba a la blanca habitación.

- ¿Qué? ¿En dónde estoy? ¿Qué pasó? – Preguntó la muchacha rápidamente a la enfermera.

- Has sufrido un accidente – explico la enfermera con calma - ¿Puedes recordar que sucedió?

- Un... ¿accidente? – repitió ella sin poder creer lo que la enfermera le decía, con temor miro su cuerpo que había sido vendado y toco su cabeza que también poseía una venda blanca. – No recuerdo ningún accidente... yo...- comenzó a hablar con algo de dificultad – yo... yo estaba buscando a...

- ¡Ah! Gracias al cielo estás bien.

En ese momento un chico con cabellos azules cual color del mar, y ojos azules como el cielo entraba en la habitación sorprendiendo por un momento a la chica y la enfermera.

- Kaito...– ella susurro.

...Desde aquel día habían pasado ya tres meses, todo había vuelto a la vida normal, la rutina era nuevamente la reina del tiempo; aquel incidente parecía haber sido olvidado por las demás personas que ahora volvían a vivir su vida día a día.

- ¡Estoy en casa! – se escuchó aquella voz tan magnifica, tintineante y melodiosa.

- ¡Kaito! – una chica se estrelló contra sus brazos, y le dio un beso cariñoso en los labios a aquel muchacho. – Bienvenido a casa.

- Gracias mi tierno helado – contesto él con una sonrisa tierna y sincera en su cara.

Kaito... un chico talentoso, amable, sincero, guapo, amante de los gatos y del helado, un sueño de hombre hecho realidad, estaba viviendo una dulce y bella vida al lado de la persona que más amaba en el mundo... (TN).

YANDERE BOY'SWhere stories live. Discover now