DIOSES DEL SANTUARIO

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Soy la oscuridad que no tiene fin... La fuerza que duerme en lo más profundo del alma y sobrepasa todo lo humano... Soy el nuevo dios que gobernara la tierra...

¿De verdad era él? ¿Aquél caballero tan generoso y bondadoso? Lo que estaba ante mí ahora no, eso no era ni la sombra de lo que había sido.

- ¡Saga detente! – Grite mientras corría atravesándome en el camino mientras su poder se dirigía hacia Ikki.

- ¡No (TN)! - Grito Ikki.

Una explosión, una luz cegadora, alguien gritando mi nombre, mi cuerpo cubriendo el de Ikki, todo eso me llevo al mundo de los recuerdos, al momento en que lo había conocido, antes de que se volviera contra nuestra diosa protectora...

Hace 13 años...

Aquellos días eran tranquilos y apacibles, yo apenas era una niña no mayor de 14 años ...

Hace mucho tiempo había sido separada de mis padres a causa de una catástrofe natural. Lo había perdido todo, mi madre, mi padre, mi hermana.

Sin embargo, yo había sobrevivido. Había estado vagando por toda Grecia, hasta que llegué al Santuario, lugar al que todos conocían como lugar sagrado, donde regían seres poderosos llamados caballeros.

Casi desfallecida, hice lo que pude por sobrevivir, las personas que se apiadaban de mi me daban trabajo y algo de comer, sin embargo, tuve suerte de encontrarme con él. Era un muchacho unos años mayor que yo, llevaba siempre en su frente una banda roja y llevaba el uniforme de entrenamiento del Santuario. Aquel muchacho se llamaba Aioros.

Desde ese momento, me integré al Santuario. A partir de que llegue, Aioros había sido mi protector, él tenía un hermano menor a quien quería más que a su vida, Aioria. Ambos me habían acogido en su pequeña familia.

Al haber llegado, me entere de lo que ellos hacían allí. Ellos entrenaban para ser caballeros de la diosa que regiría sobre la tierra próximamente, la cual bajaría para protegernos de cualquier mal, al escuchar sobre esto, me quedé intrigada, y quise saber más.

Me hallaba yo sin propósito, sin familia, y la nueva que tenía me había inspirado a tener uno, servirle a la diosa. Aioros y Aioria me dijeron lo duro que sería la vida de un caballero femenino, sin embargo, eso no me detuvo para intentar formar parte de las filas de Athenea.

... Rápidamente en mi entrenamiento en el Santuario, me gane el respeto de todos, de los caballeros femeninos, y de los demás caballeros. En especial el respeto del caballero más bueno y honorable del todo el Santuario que se decía era él más poderoso. Saga.

Saga era amigo de Aioros, y siempre convivían juntos, en esos días antes de la gran catástrofe, él me acompañaba a los entrenamientos e igualmente me instruía por lo que pasábamos mucho tiempo juntos, mientras Aioros hacía misiones de alto riesgo para él gran patriarca.

- Saga... ¿En qué estás pensando? – Pregunté un día en él que caminábamos juntos mientras iba camino a la competencia por la armadura de la Santia de Plata, Grulla.

- Nada (TN)... - Dijo con indiferencia y con un tono que no había usado antes.

- Saga...

- ¡Por amor a Athenea (TN), déjame en paz y vete a la maldita competencia! – Su grito era diferente, parecía ser otra persona completamente distinta.

- Como quieras – dije fría.

Me fui de ahí corriendo, estaba molesta, ¿por qué me trataba de esa manera? ¿Qué le había hecho yo? Esas eran las preguntas que rondaban por mi cabeza, pues que desde hace algunos días él había cambiado por completo y aunque no quería admitirlo, tenía esperanza de que no fuera así. Me fui sin perder más el tiempo. Llegue a tiempo a la competencia, y con todo el coraje que tenía, lo expulse en la arena.

YANDERE BOY'SWhere stories live. Discover now