YANDERE BOY'S

SIEMPRE HAS SIDO MÍA...

¿Curiosidad?... ¿Deseo?... ¿O simplemente fue un juego del destino?... ¿Será acaso el precio por mis acciones?... ¿Debí haber cedido acaso?... ¡No! ... No me rendiré... aunque me mantiene aquí a su lado... si esto es un juego.... No estoy dispuesta a perderlo...

¿Cuántos días han pasado? He perdido la cuenta desde que estoy aquí, dentro de estas cuatro paredes siempre queriendo escapar, siempre intentando de mil formas resistirme, aunque al final siempre indica lo contrario....

Pero como fue que llegue yo a este punto. ¿A este punto de no retorno? ¿Quién diría que mis más oscuras fantasías se volverían de carne y hueso? .... Todo por querer tener adrenalina, vivir algo nuevo y fuera de lo común.

Siempre era lo mismo, la rutina, la misma gente, la misma ciudad, todo era aburrido, la ciudad, la gente, todo.

Tenía una vida agradable, al menos para mí era soportable, no tenía que ocuparme de nada más que no fueran los estudios, divertirme con amigos y familiares, solo vivir mi vida día a día. Pero siempre había algo que faltaba, no había nada que me diera la emoción que buscaba. Pero al parecer el destino escucho mis suplicas...

Quien iba a imaginar que ese día sería el comienzo de un juego, en el que él siempre saldría victorioso...mis amigos... todos y cada uno de los chicos que conocía, terminaron desapareciendo, todos los acontecimientos venían prediciendo lo que pasaría, pero claro la adrenalina del momento no me dejaba verlo.

Aquel día todo era normal, típico de cada día, el cielo azul, y el sol en su punto más alto, ya no tenía nada que hacer, por fin el día escolar había acabado, y ya no tenía que volver dentro de un mes. Las vacaciones al fin comenzaban. Tantos planes por realizar, al fin podría hacer alguna estupidez que me diera lo que tanto buscaba.

Mientras caminaba por la ciudad respirando el aire cálido de la tarde, escuchando música, sin pensar en nada más que hacer comencé a notar algo diferente en el ambiente a medida que avanzaba a lo largo de la calle pude notar que muchas chicas se detenían y comenzaban a susurrar cosas, todas las miradas podía sentirlas sobre mí, o eso parecía. Sentía que me observaban, aunque era algo a lo que ya estaba acostumbrada.

Mientras seguía caminando, una chica paso corriendo a mi lado y por poco se estrella contra mí, mientras la esquivaba al girar pude ver el motivo de tantas miradas y cuchicheos, atrás de mí venía un chico de ensueño.

El que toda chica de entre los 15 a 25, quisiera, tenía un cuerpo perfecto, alto, pelo negro, piel morena clara, ojos penetrantes y que irradiaba esa sensualidad que a cualquiera atraería. Cada una de las chicas de la calle comenzaron a acercársele y a amontonarse a su alrededor, yo era la única chica parada en medio de la calle que veía la escena con cara de aburrimiento.

"¿Es enserio? parece que nunca hubieran visto a un hombre" pensaba mientras veía aquella escena, "Como si no hubiera tantos iguales a él".

Me di la media vuelta y continúe mi camino. Sin embargo, sentía sobre mí una nueva mirada, pero aquella mirada era diferente, era una mirada penetrante que me hacía sentir como un plato para un animal hambriento, y más que darme miedo me daba ese cosquilleo característico de que algo inesperado sucedería.

Los días transcurrieron de forma normal, todo a excepción de aquella sensación de sentirme observada, y de la gran coincidencia que siempre me encontraba al mismo muchacho, era la misma escena que tenía que presenciar una y otra vez, y me estaba hartando de ello.

¿Acaso era todo esto una simple coincidencia? Hubiera preferido que así fuera.

Donde todo comenzó a ponerse de cabeza fue aquel día en el que las nubes amenazaban con una fuerte lluvia, el aire era fresco y delicioso. Había ido al cine con mi mejor amigo, una amistad de tantos años, que parecía que se convertiría en algo más, pero todo dio un giro inesperado.