Santiago se acerca a uno de los dos gigantes encargados de la seguridad, les dice su nombre y nos dejan pasar. Adentro el ambiente es diferente, si bien hay muchas personas, no todos intentan empujarte para pasar como en la entrada.

Las luces son tenues y la música suena fuerte, en la parte de arriba; en algo así como un escenario está el grupo que toca en vivo. El vocalista del grupo dice algo y cuando menciona el nombre del local todos comienzan a aplaudir.

— ¿Superbia? — le pregunto a Thiago.

— Orgullo en latín...

A veces no me quedan dudas de que esos dos son hermanos...

No puedo ignorar como las chicas que pasan cerca de nosotros se quedan viendo a Santiago como tontas y me da risa porqué las entiendo, hay veces que yo también lo veo así... Pese a que ellas hacen su mayor esfuerzo por coquetear con él, Thiago parece no darse cuenta porque no voltea ni una sola vez.

— Vamos a pedir algo... — se acerca para que lo escuche.

No sé cómo, pero logra hacerse un espacio en la barra.

Él se pide una gaseosa y para mí un Mojito.

Miro con curiosidad su vaso.

— Tengo que conducir — dice con una sonrisa — Pero tú no, así que eres libre de tomar lo que quieras...

— ¿Quieres que me emborrache?

— Quiero que te diviertas...

Conforme va pasando la noche me voy sintiendo más alegre y creo que debo agradecerle al alcohol que está en mi organismo. Me siento bien y me siento feliz, y Santiago también parece estarlo, incluso acepto salir a bailar conmigo sin poner ninguna excusa. Después de varias canciones necesito un descanso, porqué los estúpidos tacones ya están comenzando a molestarme.

Volvemos a la barra, que ahora está más vacía porque todos se encuentran en la pista de baile, me pido otro trago y Santiago saca su teléfono para ver algo.

— Es Mathias... — dice y empieza a recorrer todo el lugar con la mirada.

— Si quieres puedes ir a buscarlo — digo cuando el bartender me pasa mi bebida.

— Y dejarte sola... ¿No te diste como te miran? No, le diré que venga...

Saca un cigarrillo y lo prende.

— Es a ti a quien no pueden dejar de mirar— es la verdad, al principio intentaban disimular porqué lo veían conmigo, pero ya no, lo miran descaradamente— Eso te pasa por parecerte a Danny Zuko...

Levanta una ceja divertido.

— El líder de los T-Birds... — me mira confundido —Grease... John Travolta... ¿Sabes? Mejor olvídalo, lo que iba diciendo es que puedes ir tranquilo, estaré bien, soy una chica ruda...

— Y también una chica algo ebria.

Estoy por darle un sorbo a mi bebida, pero su comentario hace que me detenga.

— Tal vez un poco sí, pero nada que no pueda controlarlo — sonrío — Ve a buscar a Mathias, estaré bien... Me quedare aquí sentadita hasta que regreses — no parece convencerle la idea — Vamos, no te portes igual de sobreprotector que Mauro, haces que me sienta como una niña...

Santiago niega ligeramente con la cabeza y se acerca para dejar un beso en mis labios.

— Solo no te muevas de aquí...

— No lo haré —levanto mi mano para prometerlo.

— Y trata de no beber más...

— Lo prometo.

¿Mi Problema? TúWhere stories live. Discover now