Capítulo 31 - Promesas rotas (Parte 1)

78 14 44
                                    


Su carta a Lord Nim continuó allí, entre aquellas páginas garabateadas de osos con orejas de conejo. 


No podía creerlo. 

Más bien NO QUERÍA creerlo. 

-¿Pero qué... ¡¿Qué maldita cosa significa esto?! -clamó para si mismo en ese instante, incapaz siquiera de levantarse de la silla del escritorio de Locura, pues sentía que sus piernas habían perdido de golpe toda su solidez y fuerza.

Presa aún de la incredulidad, Muerte tomó aquel sobre. Girándolo una y otra vez entre sus dedos tan sólo para confirmar que sí se trataba de su misma carta. La cual seguía tal y cómo se le había entregado al otro dios: Papel impecable, caligrafía impoluta, lacre intacto sin romper.

Aquella nueva información apenas había comenzando a tratar de asentarse en su cabeza cuando Locura, tan jovial y sonriente como se había mostrado en el jardín, hizo una repentina entrada en su cuarto con pasos torpes.

-¿Por qué tardas tanto Vanidad? ¡Se me va a hacer de día ahí fuera esperándote!

Sin embargo, el actual dios oscuro no se encontró con lo que esperaba: un dios risueño y feliz, leyendo con avidez las notas que había escrito para él. 

No.

El dios que allí le aguardaba tenía el rostro pálido como nunca. La expresión desencajada y temblaba levemente sobre su silla.

Mas Locura todavía un poco ebrio, no entendió tal situación, llevándole a cuestionar:

-¿Qué te pasa? 

-¿Qué me pasa?... ¡¿Qué qué me pasa?! -replicó Muerte incapaz de enfrentar su mirada mientras alzaba frente a él la carta que le había confiado para que se la entregase al Lord Oscuro.

-¡¿Me quieres explicar qué significa esto?! ¡¿Por qué la tienes todavía?! ¡¿No habías viajado a Nim expresamente para entregarla?!

Y ante la presencia del sobre fue el propio Locura quien palideció. 

No obstante dicho dios se permitió un par de segundos de confusión, en los que pareció esforzarse por recuperar la sobriedad a toda velocidad. Pues se mostró sin lugar a dudas mucho más sereno, cuando poco después explicó de forma nerviosa:

-No- No pude entregarla todavía. Conseguir una audiencia con Lord Nim en persona es complicado ¿sabes? Pero pensaba llevarla mañana sin falta. Así que no te lo conté para no preocuparte innecesariamente.

-Así que mañana... -repitió Muerte mordiendo cada palabra mientras se ponía lentamente en pie, sin dejar de dar la espalda al otro hombre.

Y tras un largo silencio innegablemente dramático, éste mismo se volvió de golpe, tirando de un manotazo la silla en la que había estado sentado.

-¡¡¿Me tomas por estúpido?!! 

-¡OCHOCIETOS AÑOS! -Continuó vociferando Muerte fuera de sí- ¡¡¡Hace más de ochocientos años que desespero por la respuesta de una carta que ni siquiera ha sido entregada!!! ¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ ME HAS HECHO ÉSTO?!

 -¡NO TENDRÍAS QUE HABER REVISADO MIS COSAS! -le recriminó como contraataque Locura sin saber que más decir. -¡No tenías permiso! ¡NO LO TENÍAS! ¡ESE LIBRO ERA ALGO PERSONAL!

Ante esto el pálido dios simplemente explotó, literal y figuradamente hablando. Estallando en una llamarada de fuego líquido ascendente. Comenzando a quemar todo lo que le rodeaba mientras se lanzaba instintivamente sobre su igual.

Utopía [ Amolad ] [ A Matter Of Life And Death ]Where stories live. Discover now