Capítulo 3 - Té, pasteles y fustas (+18)

560 39 35
                                    


"Esta vez no voy a estropearlo. Lo prometo. Esta vez todo va a ir bien"

Aquel había sido un pensamiento involuntario, azaroso y aleatorio. Pero ante todo había sido sincero.

Muerte sabía que aquella no era su vida.

Pero de igual forma había decidido ignorarlo.

Y aunque al principio el sentimiento de culpabilidad y arrepentimiento había sido atroz. Mantener aquella sensación terminó siendo algo casi hasta imposible cuando tan solo podía experimentar dicha una y otra vez, ante cada pequeño detalle que le rodeaba.

De pronto el clima era más agradable. El cielo parecía más azul. Las nubes en Ithis más blancas y esponjosas. Sus jardines más verdes y exuberantes. El resto de dioses indudablemente más amables. Ahora siempre sonrientes, saludándole sin falta cuando se cruzaba con ellos en los espacios comunes del Fabren Bastion. Hasta los pájaros parecían cantar con más ganas.

¡Aquello era como un jodido mundo de ensueño!

Muerte estaba pletórico. De un día para otro había conseguido la vida que siempre deseó tener. Todo, absolutamente todo, era sencillamente maravilloso.

-Vaya Van, así que fue por eso. –exclamó entonces Amor divertida, consiguiendo que la atención de su amigo retornase a ella pese a que éste frunciese el ceño en el acto.

Bueno, en realidad CASI todo era maravilloso: Aún no se acostumbraba a su nuevo nombre. No dejaba de pensar en Vanidad. La auténtica Vanidad. A la que aún no había visto todo fuérase dicho.

Y por un momento aquel dios fantaseó malvadamente con la idea de que tras el "reajuste", sus dones se hubieran intercambiado y ahora fuese ella quien estuviese en sus zapatos -metafóricamente hablando-, teniendo que hacerse cargo de todo su trabajo y antiguas obligaciones.

De ser así estaba seguro que aquel gran golpe de Karma le habría bajado los humos a la diosa, siempre tan dispuesta a denigrarle por su obligada e ingrata finalidad.

-Siendo sinceros la verdad es que me asustaste incluso a mí – continuó Amor frente a él, ambos en su jardín, tras tomar un sorbo del té que sus Cupidos habían traído para acompañar la gloriosa tarta de Red Velvet que Muerte se había esmerado en preparar para ella.

-De todas formas ¿Cómo se te ocurrió probar con alguno de los experimentos de Locura? Yo no soy tan valiente.

Ante la pregunta Muerte sonrió de forma fingida. Y mintió. Llevaba días haciéndolo. Mentir para no tener que decir algo como:

"Oh bueno, es que os paso algo realmente espantoso a todos. En gran parte por mi culpa. Y para mi propia desgracia, creo que como castigo o advertencia, yo soy el único que lo recuerda. Por lo que ahora mis recuerdos son algo distintos a los vuestros. Y la mitad del tiempo ni siquiera sé de qué demonios me estáis hablando pero ¡eh! No te preocupes por mí. No cambiaría esto por nada. Por primera vez en mi toda mi existencia soy tan ridículamente feliz, que lo que más me está costando ahora es no pasarme todo el rato sonriendo como un tonto."

Así que el dios, tratando de que la sonrisa de su cara continuase siendo comedida, carraspeó un poco, para añadir a continuación:

-La verdad no lo recuerdo. Como han dicho Vida y Sabiduría, los chupitos me sentaron muy mal... seguramente me encontré a Locura por ahí, y me comería cualquier cosa que me dio. Quién sabe.

-Me parece increíble que Vida no fuese después a romperle los dientes –comentó Amor a continuación en tono ligero. –También estaba asustado. Y rápidamente se pone temperamental, ya lo sabes...

Utopía [ Amolad ] [ A Matter Of Life And Death ]Where stories live. Discover now