Capítulo 8 - El Banquete de Otoño (Parte 2)

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Afuera en la terraza, quedaban ya muy pocos dioses. 

Incluso Medico y Vanidad habían desaparecido. 

Por otro lado la fiesta estaba tan concurrida y el salón de eventos era tan absurdamente gigantesco, que buscar a Locura dentro en aquel momento habría sido el equivalente de tratar de encontrar una aguja en un pajar en apenas un par de minutos.

Por ello Muerte debió de pensar que era algún tipo de milagro cuando, al apoyarse en la ornamentada barandilla de inmaculado mármol hueso para contemplar el jardín, reparó de pronto en que había una solitaria figura oscura sentada bajo uno de los milenarios sauces que allí había.

Y sin querer perder un solo segundo, Muerte salvó la distancia entre ellos desmaterializándose para reaparecer al instante a su lado.

De tal forma que el dios que allí se encontraba pegó un brinco al verle materializarse tan de repente.

-¡JODER! ¡Maldiita sea Vanidad! ¡Me has- asussstado! -exclamó iracundo quien sí resultó ser Locura, agarrado a una botella, mientras trataba de enfocar su mirada en el recién llegado. Cosa visiblemente difícil para él al encontrarse indiscutiblemente ebrio. -¡¿Quéeh quieres?!

Su estado a simple vista era un tanto lamentable, por lo que Muerte en ese punto se olvidó de que tenía prisa. Así como de qué Vida en pocos minutos le estaría buscando en la terraza. Y mientras fruncía el ceño sintiéndose sumamente culpable, aquel antiguo dios oscuro se agachó para quedar medio sentado medio de rodillas junto a su congénere.

-Oye Locu- err... Muerte... ¿Qué haces aquí? –le cuestionó entonces con dificultad pero ante todo en un tono que pretendió que fuese lo más amistoso posible: -Hace una gran noche, pero dentro la cosa está muy animada. Hay mucha bebida y aperitivos. Y Musa ha montado un circo completamente absurdo. Así que ¿Por qué no entras y echas un vistazo? Seguro que te diviertes.

-¿Essso es alguna claxe deeh invitasión? ¿Acaso ahora quieres festejar conmigo? –replicó con burla Locura a la par que se aflojaba el nudo de su elegante corbata negra. -¿Qué passaa? ¿Te has cansado de lo que te daa Vida y ahora quieres probar conmigo o quéeh?

La alusión hizo enrojecer a Muerte. Pero lejos de enfadarse, con su paciencia intacta, añadió sincero:

-Creo que deberías dejar de beber aquí sólo y tratar de relacionarte un poco. Estoy seguro que hay al menos un dios ahí dentro que estaría encantado de charlar contigo.

-¿Sóolo unoh? –replicó Locura sin perder su marcado aire burlón, al que rápidamente se le sumó cierta dosis de cinismo. -¡¿Cómo es poxible? si yo soy el alma de la fiesta!

Locura trató de dar otro buen tragó a su botella –prácticamente vacía-, pero su interlocutor se lo impidió. Así que cuando éste le arrebató el cristal de las manos, para verter lo poco que quedaba de licor sobre el césped, el actual dios oscuro se mostró iracundo hasta el punto de darle un violento empujón que casi lo tira al suelo.

-¡Maldita sea Vanidad! ¡No sé quées lo que pretendes pero deja de molestar! ¡Vuelve a tu- -Y Locura hizo una pausa para sacudirse la cabeza y centrarse en lo que está a punto de decir, mientras señalaba al otro hombre con su dedo índice: -¡A tu fiestecita! ¡Y a todos tu bonitos eventos sociales! ¡Además y para empezar ¿qué haces perdiendo tú tiempo aquí con-migo?!

-¡Sólo te estoy invitando a entrar! –exclamó entonces Muerte nervioso. Frente a él Locura se irguió de forma torpe a la par que esbozaba una sonrisa siniestra.

-Ah, que necesitaba tu aprobaxión para entrar... Ya- ya decía yo que estaba haciendo algo mal. Gracias por aclarármelo.

-No, claro que no. –Se defendió Muerte incómodo. Tratando de ponerse también de pie en ese momento. –Es solo que-

Utopía [ Amolad ] [ A Matter Of Life And Death ]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora