Capítulo 26 - Situaciones absurdas

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-¿Te- ¿Te casarías  conmigo?

-¡SI! ¡Claro que SÍ tonto! ¡TE AMO!

Tras enseñar un elegante anillo mientras mantenía una rodilla clavada en el suelo, aquel chico se puso en pie. Su futura esposa saltó entonces entre sus brazos, y ambos se fundieron en un beso lleno de emoción.

Y presenciando la escena como si todo aquello se tratase de una costosa película guionizada, dirigida y producida por ella misma, Amor sonrió complacida. 

Su trabajo con aquella pareja estaba hecho. 

La noche había empezado como toda buena velada que tiene tal fin: Ropa bonita. Flores. Una deliciosa cena en un restaurante elegante. Incluso un paseo en calesa junto al Sena, antes de la esperada declaración junto a éste, bajo el oportuno brillo de una Luna llena en todo su esplendor. 

Todo había sido bonito. Sencillo. Sin sorpresas desagradables. Hasta que tras todo ésto la diosa creyó escuchar de pronto una voz que le fue demasiado familiar y que la hizo saltar en su sitio.

-¿Vanidad? 

Y aprovechando que ella era completamente invisible para la pareja humana, la chica les dio la espalda para salir casi a la carrera hasta las dos personas de amplia estatura que desde hacia un rato, habían estado caminando hasta ellos con paso tranquilo.

-¿Vanidad? ¿Eres tú? 

Volvió a cuestionar la chica, no tanto por no reconocer a la pareja de hombres que tenía frente a ella, sino por el gran cambio -tanto físico como en cuestiones de estilo- que presentaba su amigo con respecto a la última vez que lo vio.

-Hola Amor -contestó el aludido con cierta incomodidad palpable. Tanta que hasta le costó mantenerle la mirada. Algo que la chica interpretó como vergüenza o incluso culpa, provocando que toda preocupación acumulada durante todas aquellas semanas se transformara en simple furia en un abrir y cerrar de ojos:

-Pero ¡¿Se puede saber donde estabas?! ¡Esta preocupadisima por ti! ¡Desapareciste! ¡Ni siquiera Vida sabía donde estabas! ¡Traté de encontrarte en tu casa! Pero estaba destrozada y- y- ¡Y después traté de hablar con Sabiduría! ¡Pero se comportó como si viviera en otro planeta! ¡Y nunca volviste! ¡Y yo- yo-

La compostura de Amor se quebró, haciéndola temblar un poco. E incluso por un momento, su mirada vidriosa pareció presagiar algunas lágrimas.

Sin embargo, al final, la pequeña diosa cerró los ojos, gruño furiosa y le propinó el mismo tipo de patada en la espinilla con la que había obsequiado a Sabiduría tiempo atrás. 

-¡¿DÓNDE MIERDA HAS ESTADO?! ¡¿Y POR QUÉ AHORA ESTAS PASEANDO POR AQUÍ COMO SI NADA CON ÉSTE?!

-Buenas noches para ti también Amor -deseó entonces con jocosidad el actual dios oscuro, ignorando la exclamación ahogada emitida por el más alto de los tres o cómo éste pasaba a cojear un poco en el sitio.

-¡CONTESTA! -le exigió entonces la chica al pálido hombre de ojos color ámbar.

-Lo siento Amor... -repuso entonces éste con toda la entereza que le quedaba. -La hora del té acabó para mi. No creo que volvamos a vernos. Lo siento.

-¡¿Y ya esta?! ¡¿Así sin más?! ¡¿"Ha sido bonito, adiós"?! ¡¿Eso es todo lo que tienes que decirme?! ¡¿EN SERIO?! ¡¿QUÉ MALDITA COSA PASA CONTIGO?! ¡¿A QUÉ ESTAS JUGANDO VANIDAD?!

 -Lo siento mucho -volvió a disculparse con voz sentida el escuálido dios, encorvado sobre si mismo y con la cabeza gacha. 

Y dicho ésto Amor observó con estupor como Muerte tomaba a Vanidad por el brazo, y tras un escueto "Vámonos a casa", ambos dioses le hacían una pequeña señal de despedida con la cabeza, desmaterializandose lejos de allí acto seguido.

Utopía [ Amolad ] [ A Matter Of Life And Death ]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum