C a p í t u l o 17: Valió la pena esperar.

Start from the beginning
                                    

Will aplaude a sus compañeros, les brinda su apoyo sin pensar en su problemática ante el escenario y el público.

Y yo no entiendo nada de lo que tocan, porque al parecer, todos prefieren el rock. Pero pese a no entender, me sumo a los festejos de mi hermano, y finjo tocar un instrumento, tal como él hace.

Cuando los chicos terminan de presentarse, desde los parlantes suenan canciones del momento, las cuales invita a que la gente se ponga de pie y baile. Es una buena forma de despedirse.

A fin de cuentas, fue un día hermoso. Y eso es para festejar, y no encuentro una mejor forma que no sea bailando y riendo a carcajadas.

Alguien toca mi hombro, y cuando volteo, veo a Steven.

—¿Sería tan amable de bailar con este caballero? —pregunta y me río.

—Por supuesto.

Sonríe y coloca sus manos en mi cintura. Frunzo el ceño y observo a mi alrededor. El resto de las personas no está bailando tan pegados como nos encontramos nosotros ahora.

—¿El caballero escucha bien? —pregunto y sonríe—. Porque no es un lento lo que hay que bailar.

De sus bolsillos saca unos audífonos y me entrega uno, mientras que él se coloca el otro. Da play a la canción que quiere que escuchemos, y The one comienza a sonar.

Sonrío, coloco mis manos sobre sus hombros, y bailamos como si no existiera nadie a nuestro alrededor, como si no se escuchara una canción completamente diferente a la nuestra.

—Comienzo a sospechar que esta canción será un himno para nosotros —le digo.

—Puede que estés en lo cierto. Me agrada eso. Ya tenemos una canción.

Sonrío.

—No hagas que la termine odiando, Steven Fry.

—Te pido que confíes en mí, así como yo confío en ti.

Y sin esperar un respuesta de mi parte, acerca su boca a la mía y me besa. Su beso es intenso, como si quisiera encender un fuego en mí, algo que hace mucho no sucede. Pero él, con tan sólo un beso, logra que suceda.

Cuando nos separamos del beso, en su mirada encuentro deseo, y de seguro él encuentra lo mismo en la mía. Tal cosa me lleva a morder mi labio inferior y cuando lo hago, Steven sonríe.

—No hagas eso, Gia Beckman.

—¿Por qué?

—Porque si lo haces, tendré que llevarte a mi casa luego.

Sonrío, no parece una mala idea de hecho. A decir verdad, y siendo completamente sincera, es lo que quiero. Así que, a modo de broma, o no, vuelvo a hacerlo.

¿Cómo pasamos de un momento tierno, por así decirlo, a esto?

—Ya has elegido —dice.

—Sí, ya lo hice.

—Te irás conmigo.

—Me iré contigo.

Palabras tan simples, quizá, pero que a mí me encienden y mucho.

De repente nos separa el famoso tren provocado por la gente, así que e seguimos el juego, y nos adaptamos al ritmo de música que ellos venían escuchando.

Pero, ¿cómo concentrarme cuando sé que al final del festival me iré con Steven?



Como estrella fugazWhere stories live. Discover now