Capítulo 7

709K 51.1K 22.5K
                                    



—Suéltame —siseo, pero Harry ni siquiera se inmuta.

Tira de mí en su dirección, de modo que mi costado golpea contra su estómago firme y fuerte. Mi respiración se atasca en mi garganta, pero me obligo a sostenerle la mirada.

—No vas a volver con ese hijo de puta —su tono de voz es calmado y tranquilo, pero hay algo erróneo en él.

Su agarre se aprieta un poco más y el pánico estalla en mi sistema. No está haciéndome daño, pero la presión es suficiente para hacerme saber que es él quien tiene el control de la situación. Mi corazón late con fuerza contra mis costillas y apenas puedo respirar. El miedo que siento es paralizante. Sé que no está amenazándome, pero he vivido tanto tiempo asustada, que ya no sé de quién tengo que cuidarme realmente.

—Déjame ir —mi voz suena débil y temblorosa.

Su mandíbula se tensa aún más y su expresión se endurece tanto, que todo mi cuerpo se estremece. El terror se arraiga en mi sistema y, por un momento, creo que va a golpearme; sin embargo, no lo hace.

—¿Se encuentra todo bien? —otra voz llega a nosotros en el momento en el que Harry abre la boca para decir algo.

Mi atención se vuelca en dirección al hombre que ha interrumpido nuestra extraña interacción. Una parte de mí quiere decir que nada está bien, que Harry me retiene en contra de mi voluntad, pero no lo hago porque no es así. Harry no me ha obligado a nada.


Miro de reojo en su dirección, y soy capaz de notar cuán tenso se ha puesto de un momento a otro. Me toma unos instantes darme cuenta de que el hombre que camina hacia nosotros, es el guardia de seguridad del supermercado. Mis entrañas se revuelven con nerviosismo y ansiedad al verlo acercarse.

—Sí —tartamudeo en respuesta—. Todo está bien.

El hombre se acerca un poco más, y le ruego al cielo que la oscuridad de la noche oculte los golpes de mi cara.

—¿Qué te ocurrió? —inquiere. Suena tranquilo, pero su mirada está clavada en Harry.

—Me asaltaron ayer por la noche —la mentira sale con tanta naturalidad, que yo misma me sorprendo.

—¿Levantaste una acta? —el hombre se acerca aún más, pero no ha dejado de estudiar a mi acompañante.

—Lo hicimos —intento sonreír, pero me sale terrible.

—¿Estás segura de que está todo en orden? —el hombre luce escéptico. Cree que Harry me ha puesto una paliza.

Me aclaro la garganta y asiento con la cabeza porque no soy capaz de confiar en mi voz. El guardia mira al chico a mi lado con recelo. No está satisfecho con mi respuesta y eso me pone los nervios de punta.

—La verdad es que nada está en orden —la voz de Harry inunda mis oídos, y me tenso por completo—. Tuvimos una discusión y quería irse a pie a casa. Por supuesto, que no iba a permitírselo.

El hombre parece relajarse al escucharlo hablar.

—Haces bien, hijo —asiente—. Esta zona es muy peligrosa, y más por la noche. Usted debería saberlo, señorita —se dirige a mí.

Aprieto mis labios para evitar replicar, y Harry desliza su agarre por mi brazo hasta tomarme por la muñeca.

—No queríamos hacer una escena —se disculpa—, lamento haberlo asustado.

El hombre sonríe y hace un gesto de mano para restarle importancia a la situación.

—Oh, no se preocupen —dice—. Mi hija y su novio pelean así todo el tiempo. No sé qué tienen las parejas hoy en día que les encanta discutir dramáticamente en todos lados, como si de una mala película romántica se tratase.

BESTIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora