Capítulo 35

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Mi cuerpo nunca ha estado entrenado para levantarme en la noche para ir al baño. Todas las mañanas me levanto como la torre Eiffel, corriendo para liberar la vejiga. A veces, mi sueño me hace la mala jugada de estar en un baño y... bueno, es un desastre.

Al regresar del baño, aún adormecido, reviso la hora de mi teléfono.

07:12 AM

¡Mierda!

Reacciono y salgo corriendo a la habitación del hermano de Stephanie, dónde debería estar Charlie. Al abrir la puerta, la consigo vacía. Corro de regreso a la habitación de Stephanie y comienzo a vestirme, mientras mi teléfono en altavoz indica que el teléfono de Charlie se encuentra apagado.

Voy al baño a cepillarme los dientes, regreso a tomar mis cosas y bajo las escaleras.

07:20 AM

No recuerdo haberme vestido tan rápido en otra ocasión.

Al llegar a la cocina, encuentro a la mamá de Stephanie haciendo el desayuno, sorprendida de verme tan temprano.

—¡Buenos días, tercer hijo! —me sonríe.

—Buenos días, mami segunda —le devuelvo la sonrisa—. ¿Charlie y Julio?

—Se fueron a las seis más o menos. Pensé que se iban juntos.

—Pensé lo mismo —digo más para mí que para ella—. Me voy. Stephanie que por favor me llame más tarde.

—¿No vas a desayunar?

—No, señora Carolina. Tengo que estar en esa iglesia a las ocho.

—Señora la vieja que te parió —me apunta con su espátula de cocina—. Ven a comer, yo te llevo. En bus igual no llegas a las ocho.

Lleva razón, así que me siento en la isla de la cocina y recibo unas tostadas con huevos fritos y café, recordándome el día en que el señor José me cocinó. Mientras como, intento llamar a Charlie otra vez, cayendo en la contestadora una vez más.

Termino de comer y ella deja un plato de comida en el microondas para mí amiga. Salimos de la casa y nos montamos en el carro pequeño que siempre le he visto, la camioneta la lleva su esposo.

Ella va hablando animadamente sobre Stephanie, aunque no le presto atención del todo a lo que me dice. Mi cabeza va pensando en Charlie. Es que resulta muy egoísta de su parte irse sin mi y más aún no atender mis llamadas o dejarme un aviso.

Mamá va a matarme cuando vea que llego sin Charlie.

Mamá va descuartizarme si él no llega a la reunión.

Me despido con un beso de la señora Carolina y entro a la Iglesia, donde ya están cantando para empezar la reunión. Desde la puerta ubico a mamá impaciente, esperando mi llegada. Sonríe al verme, para que luego se le borre cuando no ve a Charlie llegar donde los Benson.

Dejo el bolso en la piso y el portatrajes reposa sobre la silla.

—Jonah. Lessander. Boat. Swain —rechina entre diente.

Cuando mamá me llama por mis dos nombres, es para regañarme.

Cuando me llama por mi nombre y apellido, está muy molesta.

Cuando usa mis dos nombres y dos apellidos, está super molesta con principios de cometer un asesinato.

Al soltar un bufido como que fuese un toro molesto, también suelta la pregunta.

—¿Dónde está Charlie Benson?

La pregunta a la cual tampoco tengo respuesta.

Me encojo de hombros y miro a la pantalla que muestra las letras para fingir cantar. Esta es la única parte de venir a la iglesia que disfruto, pero no me puedo concentrar pensando en Charlie y el gran problema en el que estoy metido ahora con mamá. Casi seguro de que no me darán permiso para quedarme en la calle ahora.

Enséñame a SoñarWhere stories live. Discover now