Capítulo 9

350 44 9
                                    

Stephanie se detiene a mirarme y, en vez de caminar en mi dirección, va a sentarse en la mesa que supongo ha estado ocupando. No me invita a sentarme, pero necesito saber cómo está, por lo que voy hasta su mesa.

No tengo la menor idea de lo que se dice en estos casos. Así que me limito a sentarme y esperar que sea ella quién diga algo. El mesonero se acerca para ofrecerme algo de tomar y pido la malteada de siempre.

—¿Te acordaste que tienes una amiga? —rompe el silencio.

—¿Estás terminando conmigo? —intento bromear.

—Tu lo hiciste. Cuando me ocultaste cosas, incluyendo tu orientación sexual. Me dejaste sola e Iván casi abusa de mi. Y sin contar que te preocupaste más por Kelvin que por mi. Lo bueno es que ya entendí todo el rollo para que yo abriera los ojos.

Mi garganta queda seca y bajo la mirada. Siento que tiene la razón en todo. Su papá me encomendó cuidarla y no lo hice. Si no hubiese enviado a Kelvin a buscar la comida, no sé que hubiese pasado.

—Yo...

—¿Tú qué? ¿Lo sientes? ¿Eso piensas decir? —me interrumpe.

Mi teléfono comienza a vibrar en mi bolsillo y lo saco pensando en que puede ser Kelvin, pero no. El papá de Stephanie está llamando y de seguro quedó muy preocupado.

—Señor Javier —atiendo, ante la indiferente mirada de Stephanie.

¿Dónde están? Vine a buscarlos y me dijeron que la fiesta terminó hace un buen rato por la pelea. ¿Stephanie está bien?

—Ya se la paso —le extiendo el teléfono a mi amiga, quien tarda en tomarlo.

—Papá, estoy bien. Pasa recogiendome en Hush Cream en media hora —le cuelga y tira mi teléfono arriba de la mesa.

—¿Por qué me culpas si yo te dije que no fueras con él?

—Estaba dolida contigo por haberme mentido.

—Yo no te mentí en nada, Stephanie. Ni siquiera sé quién soy. Pensé que tenía mi vida en orden y Kelvin llegó a alterar todo.

—¿Y por eso decías que él no quería nada conmigo? ¿Por qué ya lo tenías para ti?

—Te decía que Kelvin no quería nada contigo porque era evidente. Luego me enteré de qué es gay.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—A mí no me corresponde revelar la vida sexual de alguien.

El mesonero llega con mi malteada y ella espera que se retire para continuar. Le doy un sorbo largo por el pitillo y siento que una parte sube a mi cerebro.

—Si Kelvin no hubiese llegado, ¿qué sería de mi? ¿Cómo estaría tu conciencia?

—Puede que si me hubiese sentido culpable. Lo cierto es que no tengo más culpa que tú. Te detuve para que no te fueses con ese idiota, él contestó por ti que eras una adulta y tú decidiste seguir tras él.

—Yo te llamé y tú fuiste a ayudar a Kelvin. Ni te preocupaste por saber cómo estaba yo, si me había pasado algo.

—Stephanie... —tomo una respiración larga—. Si yo me hubiese puesto a ver cómo estabas, Kelvin hubiese matado a Iván. Ni por la cabeza se me pasó que pudo haber sido eso. Pensé que Iván le volvió a molestar con lo de marica.

—Fue tan... asqueroso —y empieza a llorar.

No puedo imaginar cómo se siente. Supongo que la sensación de ser abusado por alguien, así sea el intento, debe ser repugnante. Me levanto de dónde estoy sentado y voy a su lado, para consolarla.

Enséñame a SoñarWhere stories live. Discover now