Capítulo 3

495 50 30
                                    

Los profesores se han empeñado en asignar mucha tarea y siento que el tiempo no me rinde. Por más que me organizo y comienzo a hacerlas desde que llego, se me hace tarde en la noche y todavía estoy en ello.

Hay dos prácticas de Laboratorio Biológico por hacer en casa y entregar hecha. A pesar de que le he vuelto a hablar a Stephanie como si nada, pienso mantenerla castigada este corte para que se involucre más en las tareas.

—Bueno, jóvenes. He visto unas prácticas que han sido una basura; también he visto trabajos de buena calidad. Ninguno sin llegar a la excelencia. Procedo a leer las notas.

—Profesor, ¿no puede entregar los informes únicamente?

—No, señorita Marroquín. No puedo.

Así será la práctica de mi amiga que no quiere la digan en voz alta.

Comienza a dar las notas por orden de lista y sí, hay muchos con una nota pésima.

—Marroquín, 08 —ella se levanta y él extiende la hoja—. Mejore sus notas, señorita Marroquín. Nota menor a 15 para la próxima práctica, y quedará aplazada en este corte.

Mi amiga le sonríe falsamente y se da media vuelta, coincidiendo con mi mirada. Me mira por unos pocos segundos y luego rueda los ojos en modo de molestia.

—Boat, 18.7 —dice mi nota y paso a recoger el informe—. Muy buen trabajo, Boat. El 20 para cuando mejores tu comportamiento.

¡Dios! Quiero matar a este profesor. Sin embargo, si le respondo de mala manera, para la próxima me baja más.

—Rivero, 19. El 20 cuando coloque los acentos en su ortografía. Un error de gramática y le cambia la fórmula o procedimiento.

—Entiendo. Grácias.

No sabía que Kelvin fuese tan buen estudiante. Por lo menos en esta lo es.

El profesor termina de pasar las notas y solo aprobamos 3, del cual el tercero fue un 11.

—La próxima práctica será en pareja según el plan de evaluación. El señor Rivero y el señor Boat trabajarán juntos para evitar los compañeros aprovechados del trabajo del otro.

No sé porque siento un frío al escuchar las palabras del profesor. Volteo a verlo y él está viéndome fijamente, sin ninguna expresión, como si estuviese muerto.

¿Estará planeando mi muerte en su mente?

El profesor se levanta y se retira del salón. Kelvin viene en mi dirección, cuando Stephanie se me para en frente con los brazos cruzados. En su cara se ve una notable molestia y yo mantengo cara de poker por no saber a qué se debe.

—Tenemos que ensayar antes de que Kelvin vaya a tu casa o tu a la suya—me dice, fingiendo hablar en secreto.

—¿Ensayar qué? —le pregunta el chico en cuestión.

—¡Oh, Kelvin! Un gusto en verte —le responde.

Ella coloca sus manos en los hombros de él y lo hala para que llegue a su nivel y así darle un beso en la mejilla. Ahogo mis ganas de reír al ver el descontento de Kelvin.

—Gracias —responde, secamente.

¡Uh, eso dolió! Gancho a la dignidad.

Amiga, date cuenta.

—¿Podemos hablar de la tarea en el desayuno? —se dirige a mi.

—Me parece bien.

El chico se da media vuelta y ella le sigue con la mirada. Luego voltea con una sonrisa tonta.

Enséñame a SoñarWhere stories live. Discover now