Capítulo 5

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Una vez leí que el primer beso es algo especial, que se disfruta, que es recordado para toda la vida.

Puedo decir que, en medio de todo, lo disfruté.

Lo que no puedo evitar es sentir molestia en la manera en qué se dieron las cosas. Creo que por eso fue que salí corriendo de su casa. Aunque yo sabía, por allá en lo profundo, que algo así sucedería.

Lo que está claro es que con Kelvin todo ahora será evidentemente incómodo.

Mamá aún no ha llegado. Así que me cambio la ropa y me siento a terminar el informe. Desde la barra de notificaciones observó mensajes de Kelvin y el último es preguntando si llegué bien. Apago la pantalla y lo dejo a un lado.

—¡Hijo, llegué!

Mi mamá aparece en el comedor con unas bolsas. No escuché la puerta.

—¿Qué tal tu día? ¿Qué comiste? —pregunta cuando la ayudo a dejar las cosas en la cocina.

—Bien, haciendo tareas. Tenía que hacer una práctica de laboratorio en pareja y fui donde un compañero a hacerlo.

—¿Compañero? ¿Qué pasó con Stephanie?

—El profesor nos separó.

—El profesor no. Dios que escuchó mis plegarias —levanta las manos hacia el cielo en agradecimiento.

—Mamá, solo fue por las tareas. Seguimos siendo amigos —me rio.

—Por algo se empieza. ¿Ordenamos pizza? No tengo ganas de cocinar.

Yo tomo el teléfono de una vez antes de que se arrepienta. Es muy raro a mamá le provoqué comprar comida en la calle.

Me siento en el sofá a esperar que lleguen las pizzas y mientras, reviso mi teléfono.

Kelvin tiene varias actualizaciones de estado. La curiosidad me mata y al mismo tiempo no quiero que sepa que he visto sus historias, así que le quito la opción de confirmación de lectura.

El primero dice:

Día, acabaré contigo.

El segundo dice:

Ya llegó
Dos emojis de corazón.

El tercero dice:

Se ve tan...
Más emojis de corazón.

El cuarto es una foto con mi almuerzo y la leyenda:

Cocinando para mi bebé.

¿Bebé? ¿Su bebé?

El quinto:

Besa mejor de lo que esperaba.

El sexto y último:

¿Por qué tenía que irse?

¡Dios! Que drama e intensidad.

Activo las confirmaciones de lectura de nuevo y le escribo a Stephanie para saber cómo le va en el cumpleaños de su abuelo. Me atiende casi enseguida, protestando por no haberle escrito antes.

Cuando el timbre suena, mamá baja corriendo las escaleras y se sienta en la mesa como una niña a esperar que lleve las cajas de pizza. Nos sentamos a comer y ella me recuerda que al día siguiente hay que ir a la iglesia temprano.

Recogemos la mesa y yo subo para cepillarme, darme un baño y acostarme. Algo me dice que le responda a Kelvin, pero mi cerebro no es, porque este me dice que no lo haga. Así que coloco la alarma y me acuesto a dormir.

Enséñame a SoñarWo Geschichten leben. Entdecke jetzt