-Que más da. Igual tengo que estar al pendiente de él por mi mamá.

-¿Por tu mamá o porque realmente te interesa? Estás aquí dándole comida y soda en la boca a un tipo que no es tu novio, mientras el tuyo está afuera bailando sabrá Dios con quién.

Mierda.

Me levanto y salgo corriendo de allí, chocando con Charlie en la entrada.

-¿Pasó algo? -me detiene.

-No, voy a ver a mi novio -intento caminar.

-Todavía me siento mal, Jonah -me toma de la mano.

-Stephanie te cuidará por mi, Charlie. Tengo que ir con mi novio -me suelto.

Salgo del sitio y busco a Kelvin con la vista. Ubico a los de mi grupo bailando en una parte y Kelvin no está con ellos. Me dirijo a la plataforma donde está el DJ y le muestro el brazalete al tipo para que me deje pasar.

Lanzo la mirada a la pista y veo a Kelvin sentado en la barra hablando con el bartender. El DJ agrega las dos canciones que le pido a la lista de reproducción para mezclarlas y bajo en busca de mi chico.

Un mix de Gimme More y Piece of Me de Britney Spears comienza a sonar por todo el lugar y la fusión parece gustarle a la gente, quienes comienzan a bailar de un modo muy energético.

Logro hacerme entre el público y llego hasta el lugar de Kelvin, le tomo de la mano y lo halo a la pista a bailar. Me coloco de espalda a él y sus manos agarran mi cadera, echo la cabeza hacia atrás y nuestras miradas se cruzan.

Él baja la cabeza para besarme, pero me doy media vuelta de nuevo y quedamos frente a frente. Una de mis piernas se mete entre las suyas y encontramos la sincronía de movimientos. Cuando suena el coro, me acerco a su oído y canto:

-Gimme Gimme More... Gimme More, Gimme Gimme More -suelto como gemidos al igual que en la canción.

Su agarre a mi cadera se hace más firme y se presiona contra mi, haciéndome sentir su dura erección en la parte baja de mi abdomen.

Nunca había sentido tanta tensión sexual con él, aunque ya hayamos intimado.

Nuestras bocas se encuentran y el apasionado beso me hace olvidar el resto de las personas en el lugar. Seguimos bailando al ritmo de la música, nuestros labios haciendo lo mismo.

Cuando la canción cambia, pasamos a través de la gente para llegar donde están los demás. Kelvin me dice que los llame para ir al área VIP y todos nos siguen a dónde ya están Charlie y Stephanie, esta última riendo fuertemente con un mesonero.

Los cuatro chicos que acaban de entrar con nosotros se lanzan sobre la comida como buitres y Charlie voltea verme, pero desvío la mirada hasta donde está Kelvin, hablando con otro mesonero, quien asiente con cada palabra que le dicen.

-Marcelo, ¿cómo la estás pasando? -pregunto una vez que Kelvin ha llegado a mi lado.

-¿En serio vas a preguntar eso? -habla con la boca llena y siento ganas de golpearlo-. Es el mejor jodido cumpleaños que he tenido. En un buen club, con amigos y conocidos, comiendo, bebiendo un buen licor, pelea callejera...

-¿Pelea callejera? -interrumpe Charlie.

-Mientras tú estabas aquí llorando como una niña, nosotros estábamos salvando la noche -Ariadna hace un gesto raro con las manos como que fuese ninja.

Kelvin hace una seña y se acerca un mesonero con un carrito rodante y una gigante torta, otro apaga las luces y Marcelo pega gritos de emoción.

-No me jodas, Rivero -le dice emocionado.

Nos juntamos para cantarle Cumpleaños Feliz y él nos ve a todos con una sonrisa tonta en su rostro.

-Pide un deseo -le recuerda Ariadna.

-Que esto se repita -desea.

Todos lo abucheamos por decirlo en voz alta y Nicola le entierra la cabeza en el pastel después de soplar la vela.

Eso nunca se hace viejo en un cumpleaños.

Marcelo quiere repartir torta y nadie quiere. Llenos de alcohol o de comida, no hay espacio para eso.

Salimos a la pista para bailar una vez más y disfrutar de lo poco que queda de la noche para irnos.

🎶

Habíamos quedado en que nos quedaríamos hasta las tres de la mañana, pero el cumpleañero insistió en quedarnos una hora más, así que lo complacímos. Me esforcé por no abusar del alcohol y creo que Charlie hizo lo propio, lo cual agradezco. No sé si lo disfrutó o no, pero yo sí lo hice. Bastante.

La camioneta la estacionan frente a nosotros en la salida del club, Ariadna y Nicola ayudan a Marcelo a subir a la misma, luego le ponen la caja con su torta en las piernas. Julio, Charlie y Stephanie están en la última parte de la camioneta que Kelvin levantó para que se sienten allí.

En el camino a dejarlos, nos enteramos que el apartamento es de Ariadna y ella le paga el colegio a los otros dos chicos desde que ellos le dijeron a sus padres que eran homosexuales y los corrieron a ambos de sus casas. Por un momento pienso como lo tomaría mamá y peor aún, los padres de Charlie. No todos tienen la suerte de tener unos padres como los de Kelvin.

-Gracias por todo lo que hicieron por Marcelo, chicos. Nos vemos el lunes -se despide Ariadna.

Mis otros tres compañeros se cambian de puesto. Stephanie está metida en su teléfono y los primos van hablando entre ellos.

Llegamos casa de mi amiga y ellos se bajan para ir abriendo la puerta. Le doy un beso a Kelvin y me dispongo a entrar cuando él me hala.

-Deberías quedarte conmigo -acaricia mi rostro.

-Quisiera, pero no puedo. Quedé con mi mamá en llevar a este niño mañana temprano en la iglesia -señalo afuera de la camioneta.

-¿Vas a querer que te venga a buscar y los lleve? -pregunta, resignado.

-No, mi amor. El papá de Stephanie nos hace el favor.

-¿Cómo me dijiste? -pregunta, atónito.

-Mi amor... -respondo con timidez.

-Primera vez que me llamas así. Suena más... excitante, de lo que esperaba.

-¡Kelvin! -le pego-. Me voy, que es tarde.

Le doy un beso rápido y me bajo corriendo de la camioneta.

Cuando cierro la puerta, escucho el motor andar. La mamá de Stephanie me dedica una mirada cómplice y me sonrojara si fuese blanco. Ella lleva a Charlie y a Julio a dormir en la habitación del hermano de Stephanie que está estudiando en otro estado, y les deseo buenas noches a ambos.

-¿Tú dónde vas a dormir? -cuestiona Charlie.

-Con Stephanie. Recuerda colocar la alarma a las seis, Charlie Benson. Tienes hora y media para dormir -cierro la puerta.

Me dirijo a la habitación de mi amiga quien se está cambiando la ropa y luego se mete a la ducha para quitarse rastros de la noche de encima.

Me cambio la camisa y me siento en la cama a esperar que Kelvin me avise que ya está en su casa. Stephanie sale de la ducha y comienza a hablar de lo buena que estuvo la noche.

Pero mi mente está en Kelvin. De la casa de Stephanie a la suya no es mucho tiempo. Me quito los zapatos y mi teléfono recibe un mensaje, el cual reviso con desespero.

Kelvin: Ya estoy en casa, mi amor. Hablamos más tarde.

Siento que el alma me vuelve al cuerpo.

Enséñame a SoñarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora