—¿Eres consciente de que Inuyasha te está comiendo el culo con la mirada?—le pregunta Sango a Kagome. Ella ríe y me mira por encima del hombro. La picardía en su mirada me hace saber la respuesta por lo que río antes que ella hable.

—Tranquila, él si quiere se lo puede comer y no solo con la mirada—ellas ruedan los ojos por el descaro de mi chica y Kagome solo ríe y llega hasta Kikyo para abrazarla—felicidades—le susurra algo que hace que Kikyo asienta seria. Kagome besa su frente y se aleja.

—¿Falta alguien?—pregunta Sango.

—Invité a un idiota—contesta Kagome.

—Espero que cuando hables de idiota no te refieras a mí—me giro serio ante la voz de Koga quien con mucha confianza besa la mejilla de Kagome y la abraza. Ella le sonríe y se aparta para que él pueda ir hacia la cumpleañera.

—Espero que no hagas un escándalo Inuyasha—murmura Ayame cerca de mí—ellos son buenos amigos—muevo mi mano.

—Yo también tenía una amiga enamorada de mí, Kagome le rompió la muñeca—ella sonríe haciendo que sus ojos verdes se vean más pequeños. Cuando levanto la mirada tengo los ojos de Koga en nosotros—espero que no caigas por ese idiota, no vale la pena—ella me guiña un ojo.

—No pensaba hacerlo de todos modos—con esas palabras se aleja de mí.

Muchas chicas y varios hombres ingresan a la sala y pronto la música es prendida. Kagome se acerca y me abraza la cintura con una sonrisa. A pesar de sus tacones sigue siendo más baja que yo.

—¿Quiénes son?—le pregunto alejándome de lo que se va convirtiendo en una pista de baile.

—Integrantes de la pandilla—responde y llegamos a la barra improvisada que hicieron. Kagome toma dos cervezas y me pasa una—todos nos apoyamos aquí, somos una familia dentro de lo que cabe—la veo beber de su botella—espero que no te incomoden—acaricio su rostro.

—No me incomodan tu familia, pero si me jode mucho que Koga te bese y abrace con tanta confianza. Sé que le gustas y que quiere ser más que tu amigo, por eso no me siento cómodo con él—las luces cambian por muchas de colores distintos.

La música no es tan alta ya que pueden localizar la posición del lugar, por eso Kagome y yo podemos hablar sin la necesidad de gritar.

—Nunca he pensado en Koga como algo más, así que tranquilo—la tomo por la cintura acercándola a mi cuerpo.

—No juegues conmigo Kagome—ella ríe divertida.

—Dijiste que es un placer que juegue contigo—sujeto fuerte su cintura para tenerla más pegada a mi cuerpo.

—Sabes que esto no es lo mismo—ella besa mi cuello.

—Tranquilo muñeco, sé hasta dónde puedo jugar y con quién—murmura en mi cuello.

—Kagome, no bromeo—ella asiente.

—Lo sé, así que calma—termina de beber su botella—¿quieres bailar?—pregunta con una sonrisa en los labios. Desde que entré a su vida veo que las sonrisas de Kagome son más abundantes y eso me hace feliz.

—Contigo quiero todo—le respondo dejándome llevar por el ritmo de esta mujer.

My Oh My de Camila Cabello suena y ella hace moverme a su ritmo, pero no puedo. La sensualidad de esta mujer y el descaro es algo que no puedo igualar, pero me muevo tratando de llevarme más y poder tocar a mi antojo. Ella mueve su trasero en mi entrepierna de una manera que solo me hace ser consciente del pequeño vestido que se ajusta a su cuerpo y del trasero con el cual Kagome fue bendecida. Muerdo mi labio mientras mis manos la recorren.

Ella se gira para estar frente a mí y restregarse con cada vez más descaro. Cuando la canción culmina me hace bailar algunas más y el sudor recorre mi cuerpo. Cuando ya ni puedo más ella me hace caminar hasta unos sofás donde las chicas están. Me hace sentarme para colocarse sobre mi cuerpo. Me guiña un ojo cogiendo una botella de tequila y llevándola a sus labios.

—Aún no sé cómo diablos ella puede beber tanto y no embriagarse—dice Ayame quién juega con el pelo de Kikyo.

—Es un talento natural, tengo varios—soy consciente del doble sentido de sus palabras—¿Cierto Inuyasha?—yo simplemente acaricio sus piernas.

—No entiendo por qué sigues con él—Sango me dedica su mirada de odio y asco.

—Oh, eso es porque no has probado, ni probaras que tan bueno es dándome orgasmos—las chicas se ríen a carcajadas mientras que Kagome se acurruca más contra mí—está muy buena la fiesta ¿te gusta Kikyo?—la cumpleañera sonríe.

—Sabes que sí, quiero un poco de agua—ella se levanta—vengo enseguida—camina y Kagome me mira.

—Yo también quiero agua, ¿me buscas un poco?—asiento.

Camino esquivando personas y cuando entro a la cocina veo a Kikyo llorar de espaldas con el teléfono en la oreja.

—Si no me hubieses mentido—murmura—lo siento, sabes que no lo haré, ella me matará si sabe que seguimos en contacto—se queda en silencio—no puedo más ya, sabes que te amo, siempre serás el hombre de mi vida, pero mi lealtad recae en Kagome. Te amo Naraku, lo hago de corazón, pero esto no puede seguir así. Gracias por las felicitaciones, extrañé escucharte—la veo colgar y suelta un sollozo.

—El amor duele—ella se detiene y se limpia los ojos.

—No sé a qué te refieres—comenta encogiéndose de hombros.

—Lo sabes, espero que tu lealtad siga siendo más fuerte que tu amor por él, porque a Kagome no le gustaría escuchar lo que oí—ella me mira seria.

—¿Me amenazas?—le sonrío.

—Para Kagome eres familia, pero para Kagome, Naraku es su peor enemigo, espero que entiendas eso—me alejo sin mirarla más, para ir a buscar a mi chica. Haré lo que esté en mis manos para que ella no sufra.

Guerra de pandillasWhere stories live. Discover now