° ❀ • CAPÍTULO 1 • ❀ °

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Era un plan loco, tonto e idiota.

Y Marinette estaba completamente avergonzada de admitir que fue suyo.

—No puedo creer que estemos haciendo esto —dijo Mylène, mientras metía otro vestido dentro de su equipaje.

—Yo tampoco —estuvo de acuerdo Marinette—. Me podrían mandar a la horca por hacerme pasar por ti.

—No te van a descubrir —aseguró Mylène, aunque el nerviosismo en su rostro demostraba que tenía menos confianza en sus palabras de lo que parecía—. Eres la chica más afortunada que conozco. Como un amuleto de la suerte andante.

—Con mi suerte, el príncipe terminará eligiéndome a mí —se burló Marinette con sarcasmo.

—Sin ofender, Marinette —comentó Mylène con una media sonrisa—, pero ni siquiera toda la suerte del mundo puede arreglar el hecho de que eres una completa torpe.

—¡Ey! —Marinette le dirigió un puchero exagerado—. Me ofendes.

Mylène emitió una risita, antes de batallar contra su maleta, en su vano intento de cerrarla.

—Aquí —dijo Marinette, subiéndose a la cama para así sentarse sobre el contenido del equipaje, permitiéndole a Mylène cerrarlo de una vez, con un suspiro de alivio.

—Gracias.

—Desde luego. Espero que hayas empacado todo lo que necesitabas.

—Todo lo que quería, básicamente —corrigió Mylène—. Iván prometió consentirme una vez que estemos casados.

Con una sonrisa burlona, Marinette sacudió lentamente su cabeza.

—Apenas puedo creer que la tímida Lady Bug...

—¡No soy tímida! —exclamó.

—Y yo no soy torpe.

Mylène no podía seguir molesta por más tiempo.

—Está bien. Mi desmayo cuando vi a Iván por primera vez en una fiesta -una en la que se suponía que no debía estar, te recuerdo; puedo ser atrevida cuando lo deseo- no fue mi mejor momento. Pero fue lo que nos unió.

—Eso, y el hecho de que ninguna otra chica quiso acercarse, ni mucho menos cortejar, al intimidante Lord Stoneheart.

Mylène jadeó.

—El nombre no va con él. No es más que un blandito.

—Creo que solamente tú podrías haberlo descubierto. Todavía no puedo creer que escribe canciones para ti. Tampoco nadie más lo creería.

La sonrisa de Mylène era más bien un estremecimiento.

—No le cuentes que dije esto, pero, aunque tiene un don para escribir canciones, para cantarlas no.

Las chicas estallaron en risitas, rememorando la última vez que Iván había "cantado" sus versos a Mylène.

—Todos los sirvientes al alcance del oído vinieron corriendo, preguntándose por qué estaba gritando —Marinette se carcajeó, recordando que ella había sido una de ellos.

• A Bride for The Prince (Español) • Miraculous AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora