...ᘛ⁐̤ᕐᐷ37

Comenzar desde el principio
                                    

— ¡Suélteme! –grité con todas mis fuerzas.

— Guarda silencio y haz lo que te digo –lamió mi lóbulo izquierdo.

— ¡NO! ¡SUÉLTEME!

— ¡Me vas a escuchar quieras o no! –mordió mi cuello y yo pataleaba.

— ¡SUÉLTEME, ALÉJESE!

— ¡Tao! –gritó Shaoran y mi corazón se detuvo.

— ¡S-sh-! –no terminé de decir.

— ¡Tao! –Xia gritó y estaba asustada.

— Perfecto… ¡AHORA!

El tío de Kris se quitó de encima y otros dos tipos entraron a la fuerza. Cada uno de ellos se llevó a mis hermanos y salieron corriendo, yo traté de ir tras ellos lo más rápido que pude, pero el tío de Kris me detuvo diciendo “alto” con una voz muy gruesa y un arma apuntándome al pecho. Me encontraba temblando y asustado, no sabía qué hacer…

— Escúchame bien porque no lo repetiré.

— …

— No quiero que nos sigas. Estarás aquí y pretenderás que todo está bien, ¿entendiste?

— ¿Por qué lo hace?

— …

— ¿¡Por qué me hace esto?!

— Pregúntale a Wu.

El hombre salió del cuarto y yo perdí las fuerzas en mis piernas. Caí de rodillas y empecé a llorar. No podía creer lo que estaba sucediendo… Lloré con más fuerza al sentir la repentina impotencia por no poder defender a mis hermanos, por no haber hecho algo más inteligente en su ayuda… De repente, la voz de Kris llegó a mi mente: “ese hombre hará todo lo posible por conseguir la empresa de mi familia, y si eso involucra el amenazarme con hacerles algo a ustedes, lo hará sin ningún remordimiento”.

Rápidamente agarré mi celular y marqué el número de Kris. Mis ansias y desesperos se incrementaban a cada segundo, pero sentí un alivio, aunque sea pequeño, al escuchar su voz…

— ¿Sí?

— K-Kris…

— ¿Qué ocurre?

— Kris, por favor ven rápido…

— ¿Qué te sucede? ¿Estás bien?

— No…

— Llego en unos minutos.

Kris colgó y yo lloré de nuevo… No sé cuánto tiempo pasó desde que me senté en la esquina del sillón a llorar más fuerte y en que Kris llegara corriendo a abrazarme. Su mano acariciaba mi cabeza mientras la otra me abrazaba con fuerza. Lloré más al sentirlo junto a mí. Después de algunos segundos al estar así Kris fácilmente pudo adivinar lo que estaba sucediendo…

— ¿Cuánto tiempo ha pasado? –preguntó.

— No lo sé…

— Ahh… Tao, lamento mucho lo que pasa… Todo… todo es mi culpa…

— No digas eso…

— No, Tao, ve lo que provoqué. ¡De nada sirvió que los alejara! Ese maldito…

— Lo hiciste con la mejor intención, Kris.

— Pero no trajo el mejor resultado… Demonios, me siento tan… tan inútil…

Kris se llevó una mano a la cabeza y quiso tranquilizarse. Estaba preocupado, incluso más que yo. Trataba con todas sus fuerzas el aparentar calma, pero no lo lograba del todo. Mi corazón no sabía si detenerse o latir con más fuerza; honestamente yo tampoco, sin embargo, quise tranquilizarme para darle la suficiente confianza a Kris para que no se culpara. No sabía a quién culpar.

— Kris…

— Tao, toma un taxi y regresa a la casa. Sabes la dirección, ¿cierto?

— S-sí… pero, Kris.

— Haz lo que te digo y no salgas de ahí por ningún motivo.

— E-está bien…

— ¿De quién es esto? –preguntó por el saco.

— De él…

— Me lo llevo.

Kris tomó mi mano y salimos del departamento. Detuvo un taxi  e hizo que me subiera. A partir de ahí el camino fue silencioso y rápido. El taxista no me hacía preguntas y ni siquiera me miraba, pero yo agradecía eso. Le sorprendió que de repente llevara mis manos al rostro y comenzara a llorar. Pensamientos negativos estaban rodeando mi mente y era lo que menos quería.

Llegué a la casa y entré. Sorpresivamente la puerta estaba abierta. Caminé pesadamente a la sala. Sin ganas. Sin energía. Sin ganas de seguir viviendo si no tenía a mis hermanos cerca. Quise aventarme al sillón una vez más para llorar otra vez, pero me encontré con un bulto en él. Lo moví de lado y era un chico, durmiendo, aunque cuando lo moví se comenzó a despertar.

— Mm… ¿ya es de día? –preguntó.

— Es tarde.

— Oh, ¿quién eres tú? –me dijo tallándose el ojo.

— Iba a preguntarte lo mismo…

— Lo siento. Me llamo Kevin, Kevin Shin. ¿Qué haces en la casa de Wu Fan?

— ¿Lo conoces?

— Sí. Vine porque me habló. ¿Sabes dónde está?

No pude responderle porque estallé en llanto una vez más. El chico se sorprendió y empezó a ver a todos lados, sin embargo, acabó dándome un cuidadoso abrazo, acariciando mi cabeza suavemente. No sabía quién era él, qué estaba haciendo ahí o por qué lo llamó Kris, pero lo que era seguro fue que agradecí su hombro para descargar mi cólera en esos momentos…

For you I knew the love and the meaning of protecting others.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora