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(Narra Tao )

Me encontraba ansioso, no puedo negarlo. Mis hermanos intentaban jugar pero les era difícil, puesto que a los pocos minutos de correr o brincar se cansaban y cambiaban su rostro sonriente por uno triste y desganado. Me preocupaban. He de suponer que se sentían tristes por alejarse del lugar que consideraban un hogar. Por lo mismo fue que me acerqué a ellos e hice que se acomodaran en mis brazos.

— ¿Qué les pasa? –pregunté.

— ¿Kris ya no nos quiere? –preguntó Shaoran.

— ¿Por qué lo dicen?

— Si nos quisiela no nos hubiela sacado de su casa…

— Xia, Shaoran, les puedo asegurar que eso no está pasando. Kris ahora tiene unos… problemas qué arreglar.

— ¿Qué de malo tenía que nos quedáramos en la casa?

— Nada, pero Kris nos quiere proteger.

— ¿De qué?

— Es complicado explicarlo…

— ¿Tiene que vel con el señol del otlo día?

— Sí…

— ¿Qué es de Kris?

— Es su tío.

— ¿Tío?

Justo cuando iba a hablar de nuevo el timbre sonó, y fue absolutamente extraño pensar que alguien nos venía a visitar, puesto que, si fuera Kris, él ya habría abierto con su llave. De repente, al segundo toque, el pánico entró en mí y les pedí a mis hermanos que se quedaran en el cuarto y que no salieran por nada del mundo. Seguido de su asentimiento fui a abrir la puerta y grande fue mi sorpresa al encontrar al tío de Kris tras de ella…

— Buenas tardes. Huang Zitao, ¿cierto? –dijo a la vez que sonreía.

— S-sí…

— ¿Puedo pasar?

— C-claro, adelante.

Él pasó y dejó su abrigo en el sillón. Me asomé a la puerta antes de cerrarla para verificar si había alguien más acompañándolo, pero no encontré a nadie. Cerré la puerta y cuando volteé él se encontraba sentado en el sillón y miraba a mi dirección, sonriendo levemente e indicando el sillón de enfrente para que me sentara. Lo hice rápido. Una especie de miedo me invadió en el momento en que cruzamos miradas.

— ¿Cómo te va, Zitao?

— Bien, creo… ¿Y a usted?

— No tan bien como me gustaría…

— ¿P-por?

— Mi hijo…

— ¿Su hijo?

— Mi hijo me ha decepcionado… –posó sus dos manos en su rostro.

— ¿Q-qué hizo?

— No hay palabras para describirlo.

— ¿Fue tan malo?

— Me ha destrozado, Zitao…

— Bueno… creo que, si Luhan le hizo daño, él tendría que disculparse, ¿no es así?

— No es tan fácil.

— Oh… lo lamento… No soy tan bueno al alentar a la gente.

— Agradezco tu consideración, Zitao, pero creo que sí tienes algo que me hará subir el ánimo.

— ¿Q-qué?

— Tú.

Juro que me quedé inmóvil al escuchar eso. Mis sentidos no reaccionaron hasta que vi al tío de Kris sosteniendo mis muñecas y recargando mi espalda en el respaldo del sillón. No sé en qué momento se había quitado su saco y ahora se encontraba con su camisa abierta de los primeros botones. Lo que definitivamente me hizo reaccionar impulsivamente fue el sentir su rodilla en mi entrepierna.

For you I knew the love and the meaning of protecting others.Where stories live. Discover now