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(narra Kris )

1.- Adornos: Listos.

2.- Regalos ocultos: Listos.

3.- Árbol de Navidad: Listo.

4.- Niños durmiendo y sin saber nada: Listos

5.- Novio durmiendo: Listo.

Le coloqué una palomilla a cada aspecto que ya tenía. Lo único que me faltaba era la cena, pero Estela me mencionó que no me preocupara por ella. Para mi mala suerte, Navidad había caído entre semana, y como el jefe que soy, necesitaba trabajar ese día. Por eso me levanté temprano, me bañé y me vestí frente a un Tao dormido. Me imagino que se durmió tarde por cómo le dijeron sus hermanos el día de ayer.

Ya preparado, acomodé mi corbata y salí del cuarto. Le dejé una pequeña nota a Tao en la lámpara del buró y salí del cuarto. Pasé por la habitación de los niños, y les di un beso en la frente a cada uno. Bajé y saludé a Estela. Traté de persuadirla para que me dijera qué iba a cocinar, pero siempre me cambiaba el tema. Estela era buena para guardar secretos…

— ¿No me dirás?

— No.

— ¿Por qué?

— Es una sorpresa, joven Wu.

— No me gustan mucho las sorpresas.

— Entonces tómelo como un regalo.

— ¿Regalo?

— Sí.

Estela sonrió y yo sólo suspiré. Jamás podría ganarle a Estela en ese tipo de cosas. Cuando terminé, limpié mi boca y me dirigí al baño a lavar mis dientes. Justo cuando estaba secando mi boca vi a la niña entrar al baño, tallándose su ojo derecho por apenas haberse despertado. Se veía muy adorable, aunque me daba un poco de vergüenza hablarle por su nombre.

— ¿Dormiste bien? –pregunté.

— Sí…

— Qué bien.

— Kris…

— ¿Sí?

— ¿Ya te vas?

— Sí. Voy a trabajar –sonreí.

— Está bien… –bajó su mirada.

— No estés triste –me incliné para levantarle su carita–. Estaré aquí lo más temprano que pueda.

— ¡De acueldo! –sonrió y me dio un abrazo.

— Muy bien, entonces luego vengo.

— ¡Cuídate!

Salí del baño y me dirigí a la entrada. Me despedí de Estela y ella me dio un abrigo y una bufanda, puesto que el clima era realmente frío. Salí de la casa y entré a mi auto a la vez que no tardé nada en empezar a conducir y posteriormente llegar a mi trabajo. Tuve un poco de problemas al momento de estacionar mi auto, pero al fin y al cabo pude hacerlo.

Subí en el ascensor y cuando llegué todo estaba en completo silencio. La puerta principal estaba cerrada. Caminé un poco más y pude darme cuenta que casi no había empleados. ¿Qué estaba pasando? Sentí la necesidad de averiguar más y llegué a la puerta anterior a mi oficina. Las luces estaban apagadas y las cortinas cerradas. ¿Por qué? Abrí la puerta y prendí la luz. Fue cuando un grito me hizo brincar del lugar donde estaba parado.

— ¡Sorpresa! –gritaron todos.

— ¿S-sorpresa? –me encontraba desorientado.

— Sí –se acercó Amber–. Aprovechamos esta fecha para celebrar dos cosas.

For you I knew the love and the meaning of protecting others.Where stories live. Discover now