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(Narra Kris)

Definitivamente me estaba volviendo loco… Y a este paso yo creo que me convertiré en un demente sin retorno. Todo el día estuve contando las horas para poder regresar a casa, exactamente sin alguna razón aparente. No sabía si quería regresar por Tao o para verificar si mi casa estaba hecha un lío, aunque sabía que la primera tenía más peso que la segunda.

Ahora, me encontraba en una situación inimaginable. Hasta hace rato estaba besando tranquilamente a Tao, pero de un momento a otro lo arrastré hasta la cama y me senté en ella, haciendo que Tao pasara sus rodillas a cada lado de mis costados y yo pudiera tomarlo firmemente de su cintura y él me agarrara por los hombros.

- K-Kris… –se alejó un poco.

-   No digas nada…

Poco a poco fui subiendo su playera hasta el punto de tenerla a la altura de sus pectorales, muy bien formados por cierto. Una de mis manos dejó su playera a esa altura y la otra lo volvió a agarrar de su cintura. Tao me agarró del cabello y condujo mi cabeza a su pecho, el cual no dudé en empezar a lamer.

Tao soltaba suspiros y le costaba respirar, lo cual provocó un problema muy grande en mis pantalones. Pero como todo, no siempre las cosas buenas pueden durar mucho, y de eso me di cuenta cuando el hermano de Tao se encontraba en la entrada, con la boca abierta y mirándonos fijamente. Solté a Tao e hice que se parara.

-  ¡S-Shaoran! ¿Qué haces aquí? –dijo Tao.

-  ¡Quise que me acompañaras al baño y ahora te encuentro con el gigante!

-  Qué maña de decirme gigante –suspiré.

- C-como sea, vamos al baño.

Tao salió con su hermano, tomados de la mano, y me ha dejado solo y con un problema. Ni modo. Fui a darme un baño rápido de agua fría y así poder relajarme. Salí del baño y la niña iba entrando. Al instante se tapó la cara y se volteó.

-   P-peldón.

-  No hay problema. No tienes que estar apenada.

- Mi helmano me ha dicho que no vea a los hombles.

-   ¿Ah sí? ¿Por qué? –me estaba vistiendo.

- No sé.

- Entiendo… Ya puedes voltear.

La niña se dio la vuelta y pude ver que sus ojos estaban un poco rojos. Le hice una seña con la mano para que se acercara y ella lo hizo de inmediato. La cargué y la senté al lado de mí. La miré un rato y ella se tallaba los ojos. Al parecer tenía sueño, pero no estaba muy seguro.

- ¿Tienes sueño? –pregunté.

-Sí… –me miró y sus ojos brillaron.

-  ¿Y por qué te levantaste?

-   Mi helmano no estaba y a mí me da miedo estal sola.

-   ¿Por qué?

-      Los monstluos me van a comer.

-     ¿Monstruos?

-    Sí, salen de la cama y te comen.

- Jajaja, si tú lo dices.

-     Jeje –rio un poco.

-   ¿Qué hace Tao para que te duermas?

-Nos cuenta un cuento.

For you I knew the love and the meaning of protecting others.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon