...ᘛ⁐̤ᕐᐷ31

357 39 1
                                    

(Narra Tao )

Faltaba un día para Navidad y ya me estaba hartando de la situación… Mis hermanos habían puesto adornos por doquier y tan sólo pensar en que tenía que quitarlos después me fatigaba. Además, hoy en particular estaban más emocionados que nada, así que me sacaron de mi cama e hicieron que desayunara rápido para acompañarlos al centro comercial por un árbol y demás adornos para éste, a lo cual me negué.

— ¿Por qué no? –preguntó Shaoran.

— Porque no.

— ¡Por qué no!

— Porque están haciendo mucho gasto. ¿Creen que vivimos aquí gratuitamente? ¿O acaso creen que Kris nos mantiene para que sólo gastemos? No, señor. Ustedes tienen que valorar lo poco que tienen.

— P-pero…

— Nada de peros. Todo lo que tenemos es suficiente.

Mis hermanos agacharon la mirada y siguieron desayunando. No me agradaba regañarlos, creo que me sentía más mal yo que ellos, pero no podía pasar por desapercibido que se estaban volviendo caprichosos. Mi padre siempre me decía que tener mucho nos hacía así, pero yo le prometí que nosotros nunca nos volveríamos de esa forma. De repente, mi celular comenzó a sonar. Era una llamada de Kris.

— Oh, Kris, ¿qué sucede?

— ¿Ya están listos para mañana?

— Supongo que sí… ¿Por qué?

— ¿Y el árbol?

— No lo tenemos.

— Pues cómpralo.

— Sí, Kris… Espera, ¿qué?

— Cómpralo.

— ¡No!

— ¿Por qué?

— Es… es mucho gasto para ti.

— No te fijes. ¿Tienes mi tarjeta de crédito?

— Sí… Pero, Kris…

— ¿Qué ocurre?

— Me siento mal…

— ¿Qué tienes? ¿Necesitas ir al médico?

— No es eso… Me siento mal contigo. Siento que nos estás manteniendo…

— ¿Y no lo hago?

— Kris, no entiendes. No me siento a gusto si tú nos compras todo y nosotros no te pagamos con algo o te ayudamos.

— No es necesario que me regresen el favor…

— Entiende que me siento mal…

— … escucha.

— …

— Compra el árbol y todo lo que necesiten. Cuando llegue, te diré algo importante.

— De acuerdo…

— Te amo, Tao.

— Yo también te amo.

Colgué el teléfono y volteé a ver a mis hermanos. Ellos rápidamente evitaron mi mirada y la agacharon. Me acerqué a ellos y los abracé. No podía creer que los había regañado y ahora estaba cediendo a lo que querían… En fin… Kris también pensaba como mis hermanos…

— Pónganse un suéter, iremos a comprarlo.

— ¡SÍ!

Mis hermanos se subieron corriendo y no tardaron nada en bajar nuevamente. Incluso se habían puesto un gorro y una bufanda, así como guantes. Cuando estuvimos preparados, el chofer que siempre los lleva a la escuela se ofreció a llevarnos al centro comercial. En el trayecto vi la felicidad desbordante en el rostro de mis hermanos. Sin embargo, no creí que al llegar al lugar fuera todo un caos por la infinidad de personas que había ahí.

For you I knew the love and the meaning of protecting others.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora