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— Necesito que me agarren fuerte y que no se separen de mí, ¿me escucharon?

— Sí.

— Bueno, vamos.

El entrar fue un poco difícil, ya que la gente estaba acumulada en la entrada para poder ayudar a familiares que estaban dentro, y a punto de salir, con muchos objetos en sus manos. Una vez dentro, di pasos rápidos hasta el área donde estaban los árboles, donde había más gente. Parecían salvajes tratando de ganar el árbol que más les gustara, así que no me acerqué mucho a esas personas. Al contrario, me agaché con mis hermanos y creamos una estrategia. Shaoran iba a meterse entre la gente y escoger un árbol, en cuanto eligiera uno, me iba a llamar mediante señas.

Y dicho y hecho, más tardé en decirle que en que salió corriendo. Pasaron unos 5 minutos y comencé a escuchar un “¡Tao, tao!”, así que cargué a Xia y fui hacia Shaoran. Me encontré con una escena un poco divertida al ver que mi hermano peleaba con otro niño por el árbol. Sin embargo, la mamá de ese niño se lo llevó y Shaoran me sonrió en sentido de victoria. Vi el precio del árbol y casi me voy de espaldas. Sin embargo, la mirada suplicante de mis hermanos me hizo ceder.

Una vez que apartamos el árbol, fuimos a comprar los adornos. Mis hermanos peleaban por el color de las esferas. Xia quería rosas y Shaoran quería plateadas, por lo tanto, les sugerí llevar de distintos colores, a lo que aceptaron. Pasamos por otros colgajos, estrellas, entre otras cosas. Nos entretuvimos ahí aproximadamente 2 horas hasta ya por fin irnos. Mis hermanos se encontraban felices y ansiosos de adornar el árbol cuanto antes, y fue lo primero que hicieron al llegar a casa.

— Vamos, Tao, ayúdanos a colocar el árbol.

— Está bien, ahí voy.

Les ayudé a poner el árbol y ellos comenzaron a sacar los distintos arreglos. No obstante, empezaron a hacer un desastre y terminé ayudándolos. El tiempo pasó rápido entre risas y risas. Cuando el árbol estaba listo, los tres lo miramos orgullosos. En ese preciso instante, Kris entró con algunas bolsas en sus manos. Los primeros en recibirlo fueron mis hermanos, quienes lo jalaron de la ropa para que viera el árbol.

— ¡Mira, mira, Kris! Nosotros lo elegimos.

— Es muy bonito. ¿Quién lo adornó?

— Todos –respondió Xia–. ¿Te gusta?

— Sí. Me gustó su presentación.

— Hola –dije.

— Tao, ¿puedo hablar contigo? –su voz se escuchaba normal.

— Claro. Quédense aquí.

Kris y yo subimos a su cuarto. Metió las bolsas en un mueble con puerta deslizable y me indicó que me sentara en la cama junto a él. Había un silencio, pero no era incómodo. Kris suspiró varias veces para después tomar mi mano. Yo volteé a verlo en ese momento y él me devolvió la mirada. Me sonrió y luego habló.

— Tao, yo… Lamento si este tipo de vida te “incomoda”.

— ¿Incomodar? No, no me incomoda.

— ¿Entonces?

— Aunque suene mal… me siento inútil, Kris. Jamás me ha gustado depender de otros. Aprecio todas y cada una de las cosas que nos has dado, a mis hermanos y a mí, pero yo también quiero aportar algo.

— ¿Quieres decir que conseguirás trabajo?

— Aunque busque, no creo encontrarlo… Sinceramente, por eso acepté el que tú publicaste… –me sonrojé y agaché la mirada.

— Entiendo… pero, Tao…

— ¿Sí?

— No te estoy pidiendo nada a cambio por el mantenimiento porque… yo a ustedes los considero mi familia…

— ¿Qué?

— Es como si fuera un padre de familia… Quiero ser el padre que el mío nunca fue…

— Kris…

— Suena extraño, pero… Yo a tus hermanos los quiero mucho, y los considero como hijos…

— …

— Por eso no te pido nada, Tao.

— …

— En mi idea, tus hermanos tendrían que ir a la escuela, yo trabajaría y tú te quedarías aquí, recibiéndome con un beso cada vez que entrara a la casa. Jaja… una idea muy cursi de una familia…

— Te equivocas, Kris.

— ¿Eh?

— Yo… yo estoy muy conmovido… –por alguna u otra razón, estaba llorando.

— Tao…

— N-no sabía que tus sentimientos fueran tan nobles…

— Sólo te digo la verdad –me abrazó–. ¿La aceptarás?

— Yo…

— ¡SÍIII! –entraron corriendo mis hermanos y tumbaron a Kris sobre la cama para abrazarlo.

— ¡Yo quiero que Kris sea mi papá!

— ¡Yo también!

Me causaba risa la escena. Sin embargo, me encontraba feliz. Jamás pensé tener una “familia” así. Aunque no me quejaba. Mi prioridad siempre ha sido mis hermanos, y si ellos son felices, yo también.

— Oye, Kris, si tú serás nuestro papá, ¿Tao qué será de nosotros?

— Pues…

— ¡Selá nuestla mamá! –gritó Xia.

— ¡Sí! ¡Nuestra mamá!

Eso no me lo esperaba

(Continúara)

For you I knew the love and the meaning of protecting others.Where stories live. Discover now