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— ¡Kris Wu Yi Fan te voy a dar una patada en tus partecitas si sigues así!

— Ya, ya, ya entendí.

— Me alegro. Ahora, adiós –Amber se levantó y fue a la puerta.

— Amber.

— ¿Mm?

— Gracias.

— Necesito una llama más a mi colección.

— ¿¡Otra?!

— La espero en mi correo~

Escuché que soltó una leve risita al momento de salir de mi oficina y yo sólo suspiré. ¿De dónde rayos sacaré una llama distinta a las que le he dado? Eso era un golpe bajo a mi economía y a mi paciencia… Pero tal vez Amber tenga razón… Tal vez Tao sí desea que le proponga ser mi novio… pero no estoy muy seguro. Tendría que hacerlo para saber…

Agarré una libreta que tenía en un cajón y comencé a escribir distintas formas de proponérselo, pero ninguna acababa convenciéndome. No quería utilizar los típicos clichés de una cena, ir al cine, frente a muchas personas o algo así. Quería que mi forma de pedírselo fuera única y especial ante otras, pero para eso tenía que pensar detalladamente qué es lo que haría…

Pasé aproximadamente como 1 hora o casi dos pensando en algo y nada bueno se me ocurría. Estaba tan sumergido en mis pensamientos que no escuché el teléfono, y por ende, no vi en qué momento Amber me avisó de la llegada de Tao. Lo que sí supe es que en un abrir y cerrar de ojos estaba frente a mí, usando la ropa que le dejé. Tengo buen gusto y me alegra que le haya quedado.

— Tao, hola.

— Hola –sonrió y sus mejillas adquirieron un color rosa.

— ¿Te gustó la ropa?

— S-sí, es muy bonita. Te salió cara, ¿no?

— No hay problema.

— Sí lo hay. Ya te he dicho que no gastes en mí…

— Si es para ti, entonces no es gasto.

Mis palabras le provocaron un sonrojo más fuerte que el anterior y ahora sus mejillas se encontraban de un color rojo leve. Honestamente, no sabía qué hacer después de hablar así. Un silencio incómodo se filtró en la situación y eso me hacía sentir inseguro. Le propuse a Tao sentarse y él accedió con una sonrisa. Le ofrecí café, pero él sólo pidió agua. Se me hacía difícil hablar del tema que me encontraba pensando unos momentos antes que el entrara…

— ¿Y para qué me llamaste? –preguntó.

— Ah, quería ver si los niños, tú y yo podemos ir a algún lado.

— Por supuesto. ¿Hoy?

— No, otro día.

— ¿Entonces?

— Hoy… me gustaría ir a un lado… sólo nosotros.

— Pero tienes trabajo.

— No importa.

— No me digas que no importa. Eres el dueño de este lugar y es irresponsable de tu parte que lo dejes así como así.

— Tao, he estado aquí casi 10 años y nunca he faltado. No creo que todo se derrumbe porque un día no esté.

— ¿Qué tal si sí?

— ¿Qué tal si no?

— No quiero que bajes tu reputación, Kris.

— Una vez al año no hace daño.

— Está bien… ¿A dónde quieres ir?

— Ya lo verás, por lo pronto, déjame acomodar algunas cosas y después nos vamos.

— Está bien…

Me apresuré a hacer mis trabajos no tan difíciles y los realicé a mayor velocidad que otros días. Con Tao aquí no sé si trabajaría más rápido o me distraería más… pero en ambos casos sería perfecto que él viniera todos los días… Ya listo todo, le hice señas para que me acompañara y salimos de mi oficina. Pasé al lado de Amber y ella me guiñó el ojo.

Una vez adentro de mi auto, comencé a manejar. En el camino, Tao me iba contando algunas ocurrencias cuando era pequeño y él mismo se reía, pero si yo me reía me miraba feo y me pedía que no me burlara, cuando obviamente no lo podía evitar. El trayecto fue más pequeño de lo que imaginé, así que nuestra plática fue corta. Cuando llegamos, ambos nos bajamos.

— ¿Qué es este lugar?

— Un teatro.

— ¿¡Un teatro?! Parece un museo.

— Tú mismo lo has dicho, “parece”. Vamos.

Agarré a Tao de la mano y entramos juntos a la función. Según mis cálculos del tiempo, entre las 3:30 y las 5:00 el teatro no iba a estar ocupado, por lo que bastó una simple llamada para pedir que nadie me molestara cuando hiciera mi plan. Una vez que las personas desalojaron el lugar, Tao y yo entramos y le dije que se sentara en una de las butacas mientras que yo iba por otras cosas.

Claro está que no fui a comprar nada. En su lugar, fui a la parte trasera del escenario. Mandé a cerrar la puerta y que iluminaran el escenario. En el centro había un micrófono, el cual utilicé de inmediato. Chasqueé los dedos y comenzó la música. Tao era mi único espectador y eso era lo que más me importaba. Dentro de la canción estaba implícita la pregunta que le quería hacer, pero cuando terminé de cantar fue que la hice. Tao saltó de su lugar y subió al escenario para besarme fuertemente y decir un “por supuesto que sí” entre lágrimas de felicidad.

(Continúara)

For you I knew the love and the meaning of protecting others.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz