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- Malditos sean. ¿Acaso no tienen otras cosas de qué publicar?

- Al parecer no. Sabes que últimamente te has vuelto un blanco fácil para otras personas. Y el hecho de que tu salud esté un poco mal significa una ventaja para otros.

- Das miedo cuando hablas así.

- La realidad da miedo por sí misma, no ha de sorprenderte.

- Tienes razón...

- Milagro. Bueno, debo irme. Si no, comenzarán a sospechar de mí.

- ¿Por venir a visitar a tu jefe?

- Exactamente. ¿Dónde te dejo las flores?

- Basta con que las pongas en esa mesa.

- De acuerdo -Amber se acercó a la puerta.

- Amber.

- ¿Sí?

- Gracias, otra vez -sonreí.

- Sabes que puedes contar conmigo.

Diciendo eso, se fue de mi habitación. Desde que conocí a Amber me volví más "sociable", si se puede decir. Me costó muchos golpes de cabeza el llevarme bien con ella y acceder a sus peticiones, pero de ahí surgió una buena amistad. Sí, todavía lo recuerdo como si fuera ayer... De repente, me perdí en mis recuerdos y me quedé dormido. Comencé a soñar cuando conocí a Amber...

Ese día, como otros más, me había desesperado a causa de mis padres. Terminamos discutiendo y salí corriendo de la casa al parque más cercano que había. Lo malo era que estaba lloviendo y yo no llevaba suéter. La lluvia no era tan fuerte, pero aun así sí mojaba. Me senté en uno de los columpios a llorar, siempre lo hacía, pero nunca enfrente de mis padres. Seguía llorando cuando sentí unas pisadas cerca de mí.

- ¿Por qué lloras? -me preguntó.

- Por nada...

- No mientas, algo te ha de haber pasado.

- No entenderías...

- ¡No soy tonta!

¿Había dicho "tonta"? Yo juraba que quien estaba enfrente de mí era claramente un niño. Llevaba una chamarra y su cabello era corto. Aunque, si la veías detalladamente, sí había rasgos que la hacían notar que era mujer. De repente, se empezó a reír, y yo no sabía el porqué.

- ¿Qué te pasa? -pregunté.

- ¿No lo ves?

- ¿Qué?

- Dejaste de llorar.

- ¿Lo hice? -toqué mis mejillas -. Lo hice...

- Soy Amber -me extendió su mano.

- Yi Fan.

- ¿Yi Fan? ¿Tienes dos nombres?

- Sí, ¿es malo?

- No, para nada. Me acostumbré a que la gente tuviera un nombre.

- Entiendo...

- ¿Cómo sería si tuvieras un solo nombre?

- ¿Yi?

- No... ¿Qué te parece "Kris"? -sonrió.

- ¿Kris?

- Sí, es un bonito nombre. Quedaría perfecto contigo.

- ¿Debo cambiar mi nombre?

- No, tonto, jajaja. ¿Qué tal si yo nada más te digo Kris? Seguirás siendo Wu Yi Fan.

- Está bien -sonreí, aunque no muy convencido.

- Muy bien, Kris. ¿Vendrás mañana otra vez?

- ¿Eh? No lo sé...

- ¡Anda! No te cuesta nada venir.

- Lo intentaré...

- Bueno, te veo mañana.

Amber se fue en dirección opuesta a la mía inmediatamente que Estela llegó corriendo con un paraguas. Me tapó con él y me puso encima un abrigo para después llevarme a la casa. Recibí el doble de regaños ese día por haberme escapado y me castigaron por la misma razón. Estela no me dejaba de decir que comprendiera a mis padres, que las cosas no les estaban yendo como quisieran, pero a mi corta edad de 13 años yo no quería entender. Quería cariño, eso era todo...

Al día siguiente fui al parque a la misma hora del pasado, claro está que ahora sí le avisé a Estela y fue un chofer quien me llevó. Estuve buscando a Amber por todo el parque y no la encontraba. Me estaba cansando de tanto correr que me tuve que detener para tomar aire. Fue en ese momento cuando alguien golpeó fuertemente mi espalda y caí al piso. Mi cara se raspó y alguien me levantó. Amber me miraba con preocupación. Una cara de preocupación que sólo he visto en Estela, y ahora la estaba presenciando en alguien más... Eso quiere decir que...

- Kris, lo siento, no pensé que...

- Jajaja -estaba sonriendo.

- ¿Por qué te ríes? ¿No te dolió?

- Te preocupaste por mí.

- ¿Qué? ¡Claro que sí! Y más si fue por mi culpa...

- Gracias, Amber jajajaja.

- ¡Deja de reírte!

Pronto mi risa se hizo contagiosa y Amber terminó riendo también. Ese día comenzamos a contarnos distintas cosas. Yo aprendí que ella también era hija única y no vivía tan lejos de ese parque, mientras que yo le conté sobre cómo me había ido a lo largo de mi vida. Prometió darle una paliza a quienes me habían herido y prometió estar a mi lado si algo más sucedía. A partir de ahí, forjamos una amistad inquebrantable...

Amber estuvo conmigo cuando les sucedió el accidente a mis padres. Amber fue la que me dijo que me sostuviera firme a lo que pasó y pasaría después. Amber fue la que me dijo muchas veces que renunciara a todo aquello que estaba haciendo por otras personas y no ver por mí. Amber fue de verdad un gran apoyo para mí y una persona sensacional que entró a mi vida sin pedir permiso y lo agradezco. Lentamente, en mi sueño, escuchaba nuestras risas. Sin embargo, las imágenes de nuestra niñez se iban desvaneciendo y las risas aumentaban de volumen.

- Kris -alguien me llamó.

Abrí los ojos y pude ver a un sonriente Tao. Los sonidos de mi alrededor estaban cobrando vida y pude darme cuenta que las risas provenían de los hermanos de Tao. El niño llevaba una caja forrada y la niña llevaba un pequeño oso de peluche. Me sonreían. Volví mi mirada a Tao, como queriendo una explicación de lo que estaba sucediendo, la cual me dio de inmediato.

- Me dijeron que querían verte. Además, trajeron regalos.

- Toma -la niña dejó el oso en mi abdomen-. Espelo te gusten los osos -sonrió.

- Gracias.

Exactamente no sabía qué decir. Mi corazón estaba latiendo más rápido de lo normal. Si los médicos se dieran cuenta, habrían armado un escándalo, pero yo no me sentía mal por lo que estaba pasando. Al contrario, me sentía feliz. Sin embargo, el estar conviviendo con los hermanos de Tao y con Tao propiamente y darles una sonrisa se me hacía un acto vil de mi parte. Tarde o temprano tenía que afrontar el hecho de lo que le estaba haciendo a Tao y a su familia. Sencillamente esa farsa debía acabar, por el bien de todos.

- Tao -dije.

- ¿Mm?

- Necesito hablar contigo -lo miré - a solas.

(Continúara)

For you I knew the love and the meaning of protecting others.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora