...ᘛ⁐̤ᕐᐷ10

Start from the beginning
                                    

-          Y la quinta fue haber hecho el amor con él.

-          Ajá. Espera… ¿QUÉ?

-          Lo que acabas de escuchar.

-          ¿Qué? No, ¿cómo fue? ¡No! Mejor no me digas.

-          Con ese tipo de preguntas me identifico.

-          ¿No se supone que sólo era un compañero sentimental?

-          Yo lo sé.

-          ¿Entonces?

-          Es lo que simplemente no sé. Desde que he estado viviendo con él siento que mi vida está girando en torno a él. Ayúdame, Amber.

-          Me imagino que no estás aquí para pedirme ayuda… ¿o sí?

-          Yo…

-          Dime la verdad.

-          Está bien. Sabes que trabajo todos los días.

-          Sí.

-          Y también sabes que llego a mi casa muy noche.

-          También.

-          Precisamente eso fue lo que causó el problema.

-          ¿Cuál problema?

-          Tao me dijo que me extrañaba.

-          ¿Ah sí?

-          Sí, y me dijo que me extrañaba más por las mañanas ya que nunca me encuentra cuando se despierta.

-          Ajá…

-          Lo que él quiere es ver mi rostro al despertar.

-          ¿Y por qué no lo haces?

-          Porque somos compañeros sentimentales. No deberíamos hacer eso.

-          Tienes razón…

-          Además, mi estricto estilo de vida no me deja hacer eso.

-          Me imagino que ser el presidente ha de ser duro…

-          Exacto…

-          ¿Y entonces por eso estás aquí?

-          Más bien, estoy aquí por orgullo.

-          ¿Qué hiciste? –frunció el ceño.

-          Le dije a Tao que somos compañeros sentimentales, y que “independencia” era un requisito.

-          ¿Y lo dejaste ahí después de eso?

-          S-sí…

-          ¡Eres un idiota! ¿Acaso no piensas?

-          ¡¿Qué hice mal?!

-          Eres demasiado tonto para ver esas cosas.

-          ¿Qué cosas?

-          ¡Agh! Ya no voy a discutir contigo –se levantó y fue a dejar la silla–. Ve al sillón, te traeré una manta.

-          ¡Gracias! –la abracé.

-          ¡Ya! ¡Suéltame!

Amber se fue dando pisoteadas muy fuertes en el piso y yo me quité los zapatos en la entrada para ponerme las pantuflas que había ahí y fui al sillón. Dejé mi saco recargado en una de las sillas y me senté en el sillón más grande. Amber no tardó mucho en llegar con la manta y me la entregó, yo le sonreí y ella me sacó la lengua.

For you I knew the love and the meaning of protecting others.Where stories live. Discover now