27.- Su nombre es KENYA

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Él y tú habían pasado toda la noche en vela, esperando noticias de la pequeña, como era un hospital privado donde Leorio realizaba sus servicios, pudieron dar información falsa en recepción para hacerse pasar por los padres.

Kurapika pudo entrar a verla junto a un médico y al salir se acercó a ti, te levantaste rápidamente preguntando qué dijo el doctor y cómo estaba ella. Parecía una escena de película.

— Los médicos dicen que ha reaccionado bien a los medicamentos, estaba sufriendo de desnutrición y deshidratación, al menos llevaba un par de días sin haber recibido alimentos y se debilitó, ahora mismo está comiendo del menú del hospital y mañana la darán de alta si los estudios salen bien, eso dijo Leorio. — la explicación de Kurapika era tranquilizante y mucho más con su delicado tono de voz.

Una hora antes se apresuró y fue lo más cuidadoso posible en trasladarlas a ese lugar, te curaron la herida de bala que rozó tu hombro, por fortuna no era grave, él estuvo cuidando de ambas hasta quedarse dormido casi al amanecer.

— Gracias por ayudarme y... disculpa por los problemas que te ocasione, por mi culpa tuviste que... — querías disculparte, en el fondo te sentías inútil por ser tan protegida cuando antes te las arreglabas sola. Kurapika se tomaba tantas molestias contigo que lo veías como una especie de guardián.

— No tienes que decirlo — te silenció con su dulce paciencia, se sentaron un momento, él frente a ti en medio de la sala de espera y él bajó la mirada frunciendo ligeramente las cejas con tristeza — acepto que fui imprudente en mi forma de actuar pero, no podía pensar en nada, si te pasaba algo...

—  Kurapika, ya te lo dije, esta es mi lucha también, KENYA es mi responsabilidad.

— Nuestra responsabilidad... —  te corrigió acercándose más a ti, sus manos estaban cerca de las tuyas, querías tomarlas, presionarlas suavemente y sentir su piel, ya no era solamente tu guerra, Kurapika estaba dispuesto a concluir la liquidacion de la empresa — ¿Y tu hombro cómo sigue?

Volviste en sí, olvidando tus ideas sentimentales con él, todavía te ponía ansiosa cuando permanecía demasiado cerca, sus ojos brillaban más cuando lo tenías de frente.

Eras la única que notaba lo cansado que debía estar pero seguía radiante y sonriendo porque tú te encontrabas a salvo y porque aquella niña le traía una nueva esperanza para luchar por algo más valioso que una venganza.

— Ya no me duele. — La sensación desagradable de la herida había desaparecido casi por completo tras el reposo y las atenciones médicas, sólo quedaba una pequeña molestia al tocar pero cicatrizaria pronto.

Igualmente habías pasado por peores situaciones y torturas, tu pasado en aquella celda dejó  cicatrices en tus recuerdos. Por suerte, ya no tendrías la necesidad de sufrir más y quizás pronto hasta olvidarías el nombre de esa empresa.

— Leorio me ayudó a crearle datos falsos y hacerla pasar por hija nuestra, pero... — Kurapika se detuvo por un instante, no sabía si decirlo o no, tenía un poco de inseguridad en cómo tomarías la siguiente noticia. — cuando le preguntamos a la niña cómo se llamaba... ella dijo...

— ¿Qué pasa? ¿Qué dijo? — La seriedad de ese chico te causaba sólo más curiosidad, ¿cómo se llamaba aquella niña?

— Su nombre es... Kenya.

Como si no fuera suficiente con atormentarte al recordar o escuchar el nombre de la organización, la crueldad del hombre que había estado criando a tu hija la marcó para siempre con las mismas siglas de una red de criminales. El odio que sentías antes por Kim sólo se volvió más claro y fuerte.

K.E.N.Y.AWhere stories live. Discover now