47.- La misma persona

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¿A dónde va nuestra alma cuando morimos? ¿qué pasa con nuestros recuerdos, con nuestra vida pasada?

¿Sabremos que algún día existimos? ¿olvidaremos todo y siempre creeremos que es nuestra primera vida? o talvez después ya no habrá nada y ese descanso eterno es el final sin más.

—K-008 desechada. —señaló un investigador en el área experimental de una recién inaugurada instalación secreta bajo tierra con las siglas K.E.N.Y.A. 12 años antes.

En una camilla llevaban cargando el cadáver de una niña de 15 años que fué separada de su familia meses antes. Así como las anteriores chicas, su cuerpo no sirvió como recipiente para revivir a Kenya Tao. La hermana menor de Kim, por la cuál llevaba años obsesionado.

Kim trabajaba arduamente en aquél proyecto de resurrección, pero la ciencia parecía no dar ninguna respuesta, incluso intentar venderle el alma al diablo y sacrificar inocentes en su secta resultó un fracaso absoluto. Nada daba el resultado que buscaba.

Todo ello ocurría mientras criaba a su pequeña hija, una Kurta nacida del espécimen K-005, la única a quien no pudo desechar ya que no le pertenecía, sino a su socia Eleonor.

Nunca se imaginó que el recipiente perfecto estaba al alcance de sus manos hasta que una idea retorcida llegó a su mente.

—Señor Tao, lo logramos. — Fué la frase dicha por uno de los científicos que laboraron clandestinamente con el líder de la empresa.—Esta es la indicada.

El laboratorio tuvo éxito con la última prueba realizada a una bebé con pocos meses nacida, de descendencia Kurta.

Ni demonios, ni dios, ni nada. La respuesta estaba en los misterios del infinito poder del nen. Una habilidad única capaz de trasladar almas viejas en cuerpos nuevos.

La hermana menor de Kim, renacería del vientre de K-005, conservando los recuerdos de su vida pasada y recuperándolos lentamente con el pasar de los años.

A Kenya le costó diferenciar esos traumas anteriores que para ella, que era tan pequeña al morir, le parecían un sueño, creía que lo había imaginado, pero años después, al saber que te había hecho lo mismo a tí y a otras desafortunadas víctimas, despertó una vieja conciencia.

No quería aceptar que Kim la había violado y asfixiado en su vida anterior, por desgracia o fortuna, había renacido, conservando sus recuerdos y él la estaba preparando para volverlo a hacer.

Con 12 años cumplidos, sabía que el día se acercaba y Tao no descansaría hasta reencontrarse con su amada hermanita.

Sin embargo, Kenya se había encariñado tanto con Kurapika y contigo que tenía miedo de perderlos. No era justo que ustedes sufrieran por ese hombre, cuando el verdadero orígen de la mierda de aquella empresa bajo el mando de Kim, empezó con ella.

Cazadores espirituales se lo sugirieron a Kurapika antes pero él creyó que no era posible robar el alma de una persona y trasladarla a otro. Que los rituales de la secta que manejaba ese hombre eran ridiculeces.

Entonces, ¿en qué momento un ser vivo obtiene un alma? ¿o era que Kenya no poseía una hasta el momento de nacer?

—¿Y si son dos? —sugirió uno de los investigadores tiempo atrás, cuando examinaban el cadáver de la hermana de Kim tras encontrarla enterrada debajo de un templo.

—No entiendo. —dijo Kurapika desconcertado.

—Podría haber dos almas en el cuerpo de un mismo ser vivo. —reiteró el hombre.

—¿Qué significa? —el rubio quería una explicación razonable, con fundamentos y bases creíbles, no una especulación religiosa. —¿De qué sirve esa información?

—No estamos seguros, jamás hemos sabido de un caso similar.

—Entonces descártenlo, nunca ha sido y no lo será, seguiremos investigando por otros medios.

El rubio se arrepentía inmensamente de haber ignorado esa posibilidad, pues con la desaparición intencional de Kenya, empezaba a sospechar que intentaba enfrentarse a Kim sin ayuda. 

—¿A eso se refería con salvar a papá? —pensó tratando de entenderlo, le estaba doliendo la cabeza y se puso nervioso. —¿A dónde estamos dirigiéndonos?

—Kurapika, detén el auto. —dijiste al ver a un grupo de 20 hombres armados bloqueando la carretera.

—¿Qué hacen? ¿porqué nos impiden pasar? —preguntó Gon desconcertado en el asiento trasero.

—¿Qué significa esto? —indagó Killua quitándose el cinturón.

Kurapika respondió mientras discretamente tomaba su arma y sus ojos escarlatas se sumaban al escenario al igual que los tuyos.

—Significa que ya llegamos.

Es momento de introducirnos en el último infierno sin boleto de retorno asegurado. El enfrentamiento final está aquí.

Kenya había sido secuestrada por su padre, Kim Tao, quien pretendía convertirla en su último juguete, pero se ha encontrado con que sus planes no saldrían especialmente como quería... sino mucho mejor.

La letra K había logrado su objetivo desde el inicio. Traer de vuelta a la vida a su hermana menor en el cuerpo de su hija.

Cuando la corporación K.E.N.Y.A estaba en su punto más alto de gloria, Kim Se alió con usuarios nen y descubrió las maravillas que este poder le ofrecía. Sin entrenamiento alguno, decidió hacer la prueba del agua y tras descubrir su capacidad, entendió que había desperdiciado mucho tiempo en experimentos inútiles. Lo único que necesitaba era una condición extrema para consolidar su único deseo.

Atarse para siempre al alma de su hermana, llevándola de regreso a la vida.

Una vez que tuvo en sus manos el poder para lograrlo, eligió a la persona perfecta para su objetivo. Una niña que tuviera el mismo parecido y le perteneciera sólo a él. Su propia hija.

Ahora la tenía en sus manos, aunque se había liberado de las ataduras y lo golpeó para defenderse, ya que su relación siempre fué así de pésima. Después de todo, Kenya Tao lo odiaba con todas sus fuerzas.

—Eso va de parte de tu hermana. —escupió con desprecio al hombre que tenía frente a ella. Sus ojos lo miraban con odio y repugnancia, esa misma expresión que tenía cuando murió.

—Kenya... — se maravilló Kim sonriendo de oreja a oreja— Estás viva.

Por desgracia, el villano había ganado.

K.E.N.Y.ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora