21.- Plan B

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Corrieron bajando escaleras en espiral, cuanto más bajaban era más claro el sonido de la guerra ardua que se desataba abajo, tenías lo peor, intentaste comunicarte varias veces pero era inútil. 

— No contesta su radio, estoy preocupada. — experimentadas un pánico grande al no tener respuesta de ese chico, siempre luchando por su cuenta.

— Espera — te detuvo Lisa cuando terminaron de bajar escaleras y entraron a la zona de guerra, a tan solo un muro de distancia entre el auditorio y el pasillo principal que yacía oscuro a falta de electricidad — soldados de KENYA. — logró distinguir por medio de una ventana redonda.

— Kurapika... ¿dónde te has metido? — querías encontrarlo rápidamente, escuchar tantos disparos te estaba poniendo nerviosa, deseabas que estuviera bien, que no le pasara nada malo.

El rubio que estaba del lado izquierdo del escenario había quedado paralizado, por un momento, el alto al fuego se hizo presente, cuando ya no quedaba nadie respirando entre los asientos.

— Los mató a todos... desgraciado... — Kurapika y su mal temperamento no se hicieron esperar, ver cómo cientos de personas perdían la vida al mismo tiempo le llenaron de rabia, de odio exclusivo hacia el hombre que estaba ahora en el lado derecho del escenario, uno de los miembros fundadores de KENYA. Yumei.

El escarlata lo dominó, sacó de su chaleco dos armas de fuego y saliendo de su escondite empezó a devolver la sangre derramada cobrándose la vida de varios soldados que no lo habían visto, las balas se le acabaron cuando abatió a más de la mitad de 40 soldados, el resto se ocultaron detrás de columnas de concreto para disparar a distancia, Kurapika no tenía problema para atrapar las balas usando la fuerza de sus cadenas.

La intensidad de su enfrentamiento aumentaba cada vez que Kurapika atrapaba las balas y las devolvía provocando rupturas en las fuertes columnas y pilotes que sostenían el piso subterráneo.

Aquella distracción fue aprovechada por Yumei que se escabullo para salir del lugar sano y salvo, Kurapika ya no tenía municiones y su objetivo se dió a la fuga. Por si fuera poco, sus ojos rojos habían sido vistos por Yumei y ese secreto en manos ajenas sería su mayor problema si alguien se enteraba que un Kuruta ocasionó ese enfrentamiento inesperado.

— Larguémonos de aquí. — ordenó Yumei a su chofer que estaba de espaldas terminando de fumar un cigarrillo, el estacionamiento estaba lleno de autos lujosos de toda esa gente que acababa de fallecer, Yumei ansiaba salir de ahí cuando antes y le irritaba que su chofer no le hiciera caso a sus órdenes. — Para hoy, empleado inútil.

— ¿Tienes alguna prisa? — cuestionó sonriendo aquél hombre disfrazado, el cigarrillo era electrónico y el verdadero chófer estaba semidesnudo y noqueado a unos metros del auto privado de Yumei.

— ¿¡Quién diablos eres tú!? — interrogó Yumei amenazando con una pistola de bolsillo.

— Calma, ¿porqué tanta insistencia en irte, uh? charlemos un rato, mi nombre no es importante, sólo debes saber que tus negocios se acaban aquí y ahora. — amenazó el joven estudiante de medicina, Leorio.

— Quítate de mi camino o te mandaré al mismo infierno que esos presumidos malditos. — advirtió Yumei sin bajar su arma.

— Será mejor que no cometas una idiotez, dame el arma y hablemos como hombres, ¿o es que acaso no eres uno? dispara entonces. — Insistió Leorio caminando tranquilamente en dirección a Yumei.

La seguridad que mostraba Leorio hacía pensar que era peligroso y seguro de sus acciones, Yumei sin embargo, no dudó en descargar tres disparos a Leorio en el estómago, derribándolo y pasando por encima de él para conducir lejos.

— Oh... maldito, sí disparó... — se quejó Leorio en posición fetal.

Un mal movimiento de sus cadenas trajo abajo una de las columnas cerca del rubio, eso debilitó el techo que se caía a pedazos entre ligeros movimientos de oscilación que amenazaban con tirar el piso entero de arriba encima de ellos.

Los disparos cesaron dejando a la imaginación que el ataque terminó, el polvo y escombros cayendo impedían ver correctamente, pero tu valor fue más grande al entrar aún así al auditorio, encontrando sobre la tarima al rubio tratando de levantarse.

— ¡Kurapika! — lo llamaste en cuanto pudiste distinguir que era él.

— ¿Qué están haciendo aquí? ¡deben salir! — reclamó apenas se pudo poner de pie, su brazo estaba sangrando y tenía severos raspones en la frente por el golpe que recibió de la columna de concreto.

— ¡Estás herido! — intentaste ayudarlo pero no te lo permitió y sólo pudo sus cadenas frente a él como defensa.

— Me curare luego, vayanse ahora.

— ¡Déjanos ayudar! ¡no nos iremos sin ti! — ni loca lo dejarías seguir combatiendo estando tan cerca de un derrame o mucho peor.

— Yumei escapó. — Decepcionado de sí mismo por haber perdido de vista a ese hombre deseaba ir tras él, como si pudiera en el estado que se encontraba.

— No importa porque rescatamos a los niños, ahora debemos salir de aquí. — rogabas que dejara de sacrificarse tanto, sacarlo de ahí era más importante para ti, lo demás ya estaba hecho.

— ¡abajo! — Kurapika logró tomarlas del brazo y hacerlas bajar al suelo a tiempo, en cambio recibió 4 detonaciones en el torso cayendo desde la tarima al suelo. Quienes habían disparado eran los pocos soldados que los vieron cuando el polvo les permitía ver lo suficiente.

— ¡¡Kurapika!! — verlo caer y no moverse te causó un terrible pánico, ¿de verdad lo habían herido? ¿seguía con vida? no respondía, no se movía, sólo podías ver alrededor de él unas líneas de sangre que se derramaba de su piel herida.

Un incontrolable tono escarlata cambió las tonalidades enteras a rojos difusos, la voz del soldado que estaba más cerca tuyo se había distorcionado gracias a que tu mente había dejado de razonar. Te habías enfurecido.

Lisa estaba de rodillas con las manos levantadas esperando ser asesinada junto a ti pero, tú no podías siquiera entender lo que pasaba contigo, tus instintos agresivos no eran lo único que había despertado, también aquello que Kurapika te había pedido usar únicamente en caso de emergencia, cuando las únicas opciones eran matar o morir.

Usaste tu destructiva habilidad nen.

K.E.N.Y.AWhere stories live. Discover now