—Se ha tomado enserio el papel de padre sustituto—Me mofo delante de él y le tiró las llaves dentro el auto.

Jason respira hondo y toma las llaves que cayeron a su lado. Volteo listo para irme pero sentí el cobre impactar contra mi nuca.

Ahora era yo el que estaba respirando hondo.

—Si no estás ahí para esta noche, Jordan vendrá por ti y no le importará quién está contigo. —lo escuché decir seguido del ruido de las llantas de su auto.

Para cuándo miré, Jason se había ido.

Tomé las llaves del pasto y las metí en mi bolsillo, histérico.

—¿Quién era ese?—Indaga Ashley cuando vuelvo a su lado.

—Te pedí que te vayas —le digo molesto.

—Lo sé pero no quise dejarte solo.

Decido no contestarle.

—No me dijiste quién era. ¿Lo conocías? —vuelve a preguntar.

—Solo alguien que estaba perdido, buscaba indicaciones —miento para dejarla tranquila.

Esta chica hace muchísimas preguntas.

Parece poco convencida pero aún así no hace más preguntas.

—Ese tipo me dió escalofríos, parecía peligroso.

#Flashback#

Froté mis manos y las coloque en mi boca para darles calor con mi aliento.
Me quejé mentalmente por no tomar el suéter que mamá dejo sobre la mesa antes de irme.

Tomé aire y a pesar de estar cansado volví a subir a la bicicleta que Evan me prestó. No sé exactamente hace cuántas horas estoy buscando la dirección que encontré en la agenda de mamá, pero por fin siento que estoy cerca.

Pedalee y pedalee hasta que la note, en la esquina de la calle estaba la casa de Mason, el amigo de papá.

Me sonreí a mi mismo. El tenía que saber algo de papá, estaba seguro.

Fui hasta su casa y lo ví, cuando las puertas del garaje llegaron a la mitad, note sus botas gastadas y viejas y supe que era él.

Dejé la bici en la acera y me acerqué con las piernas flaqueando, pero antes de que pudiera llegar, una voz femenina llamó a Mason desde la casa.

Él salió de mi vista dejando el garaje a medio abrir.

—¿Qué necesitas, Lindsay?

Llegué a escuchar que gritaba. Sabía que ese era el nombre de su novia.

Me agache y entre sigiloso por el espacio que había entre la acera y la puerta.

—¿Otra vez te irás? Quiero que te quedes conmigo.

Le decía Lindsay.

Ellos estaban a unos metros de mi, justo en el corredor que conectaba el garaje con su casa.

—Sabes que Julián me necesita.

Al oír su nombre mi corazón comenzó a martillearme el pecho ¡El iría dónde mi padre! Era mi oportunidad.

—No me cae bien ese hombre —dijo Lindsay. Hundí mis cejas enojando. Bruja.

Alcé la vista y observé por la ventana del auto a Mason darle beso con mucha baba. Hice cara de asco. ¿Por qué los grandes hacen esas cosas? Escupen dentro de la boca del otro y se traigan su baba, no puedo imaginarme nada más asqueroso.

El color de la inocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora