Cuando La Sangre Seduce | Lucifer x Alastor

♦️#21♦️

"Ojos que mienten"

Desperté tan cómodamente, lo mejor de todo era que ahora estaba totalmente consiente de a quien encontraría a mi lado y no me equivocaba, un hermoso ángel caído totalmente desnudo se encontraba a un lado mío, sus dulces alas nos refugiaban a ambos, aun no entendía como el cielo se había permitido perder al ángel más precioso de todos. La curiosidad me llamo y levante las alas que lo cubrían, mis ojos lo miraban de pies a cabeza con una sonrisa involuntaria, estaba lleno de rasguños y marcas que poco a poco sanaban.

- ¡Ali, ¿estás ahí?! - mi paz se vio interrumpida al escuchar a Charlie tocar la puerta.

- ¡Sí, en un momento salgo querida! - conteste y me levante de la cama no sin antes mover un poco a mi dulce rey - Lucifer despierta... - este se estiró bostezando y al extender sus alas, estas tiraron unas cuantas cosas.

- ¿Está todo bien? - cuestiono Charlie desde la puerta, solo le ignore, lo que menos quería era que entrase.

- ¿Qué pasa mi amor? - hablo por lo bajo, su voz sonaba muy cansada.

- Charlie está en la puerta... - Lucifer se quedó helado por un momento y luego simplemente bajo de la cama.

- Me daré un pequeño baño y luego desapareceré, prometo no hacer ruido ~ - camino hasta mi baño arrastrando las alas mientras se tallaba los ojos al caminar.

Suspire y en un chasquido aparecí a un lado de la puerta con mi vestimenta habitual, espere a que Lucifer entrase al baño para abrir la puerta. En cuanto abrí la puerta la chiquilla salto a mis brazos con emoción, tan linda... Que lastima que la persona que amaba no podía corresponderle.

- Estaba preocupada, ya casi anochece y no sabía nada de ti, ¿qué tal si damos una vuelta por la ciudad? - se veía tan emocionada, no la culpo, mañana era "nuestra" boda...

- ¿Segura?, ¿no estás muy cansada? - la baje de mis brazos e invoqué mi cetro - No me gustaría ver a la novia cansada el gran día - reí carismático mirándola con ternura.

- ¡Por supuesto, venga, vamos! - me tomo de la mano y ambos salimos de mi departamento.

Al menos estaba aliviado porque no había volteado a su alrededor, todo mi departamento estaba patas para arriba por así decirlo, además de que era su padre quien se encontraba en mi baño, el amante con quien compartía un profundo y enfermizo amor, no sé en qué momento las cosas se salieron de control de esta manera, pero llevaba la imagen de su hermosa piel en mi memoria. Que fuese hombre era el menor de mis problemas...

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El agua caía sobre todo mi cálido cuerpo, se llevaba consigo toda las evidencias de aquella tan dulce y prohibida pasión, nuevamente había hecho el amor con él, me hacía feliz a decir verdad, aun así mi cabeza me reclamaba que estaba mal, tenía que tomar una decisión... ¿¡Pero cual!?, todas las posibles escapatorias herirían a alguien a quien amo y en otros casos a mi...

Cerré el agua al salir de la ducha, camine mojado hasta quedar frente a la cama donde había sucedido aquello, suspire recordándolo todo, una genuina escena digna de una novela erótica. Aparecí mi bastón y con solo tocar el suelo con la parte inferior cambie a un traje negro, todo lo contrario a lo que solía usar, recorrí el lugar con mi mirada, enserio era un desastre, cerré los ojos por un momento dejando a la magia hacer lo suyo, al abrirlos todo estaba como recordaba en mis "traviesas" visitas.

- Esta decidido... - me dije a mi mismo elegante con una sonrisa amplia, estaba preparado para volver a mis dominios.

No sé confundan... El destino por alguna razón me había hecho renacer por segunda vez, su mirada me regalaba la luz que yo daba por perdida hace siglos, mis alas se extendieron y con una fuerte brisa abrieron la ventana que se encontraba al lado de "nuestra" cama, la misma por la cual salí alzando el vuelo, estaba feliz aunque en el fondo el miedo de perder me torturaba. Mi mente me consolaba gritando "mañana será un gran día", claro que si, reclamare lo que es mío, no importa si lo pierdo todo en el proceso.