Cuando La Sangre Seduce | Lucifer x Alastor

♦️#12♦️

"Deseo psicopata"

Me exalte al instante, el diablo se había manifestado delante mío en ese estrecho y muy pequeño lugar, podía apreciar sus brillantes ojos de gato querer penetrar en lo más recóndito de mi alma, ¿como?, ¿por qué?, sinceramente no lo sabía, pero me maldecía a mí mismo el día en que le conocí, joder Lucifer, ¿qué fue exactamente lo qué rompiste dentro de mi?, ¿como es posible que me hicieses pensar que jamás llegue a valer absolutamente nada?. Luego de que sus finos e angelicales labios dijeran aquello solo podía apreciarse el sonido de mi agitada respiración que reflejaba dolor junto a mis leves lagrimas.

- ¿Por qué no simplemente usaste tus poderes caramelo? - alegó el rubio delante mío sin quitarme la mirada de encima en ningún momento.

- ¿Estas bromeando conmigo? - suspire melancólico haciendo aún más notorio mi dolor - Ambos sabemos el porqué... - aparte mi mirada escondiendo mi cabeza entre mis piernas apegándome mas a esa fría pared.

- Te extrañe... yo... - fue interrumpido por una sarcástica risa proveniente de mi entre todas esas lágrimas que caían de mis ojos una a una mojando el suelo de ese lugar.

- ¿Tu extrañarme?... ¿¡Por que mierda si me extrañaste, entonces me dejaste a mi suerte!? - por más que intentase mi respiración no lograba volver a sus normalidad, las lágrimas que caían de mis apagados ojos, eran cada vez más frecuentes haciendo que el rey se sintiese "mal."

- Yo no quería hacerlo pero es que ella... - apartó la mirada apretando con fuerza su hombro derecho provocándose daño así mismo en mi presencia, siendo capaz de percibir ese aroma tan peculiar proveniente de su sangre.

- ¿¡Ella quien!?, ¿¡Lilith!? - mi tono de voz era quebrado con una sutil estática presente en el sin dejar de lado el hecho de que sucedía en mi de forma inconsistente por ese dolor tan desgarrador que sentía en mi pecho con solo ser capaz sintonizar su voz.

Suspiro... - No, Lilith lo sabe desde hace tiempo, le fui claro cuando me atrapó por primera vez jaja... - sentí aquella sinceridad que tanto había llegado a gustarme en algún momento, su risa era apagada parecía estar... ¿nervioso?, ¿por mi?...

- ¿A que te refieres? - levante levemente mi cabeza a la par de mis orejas ansiando conocer la respuesta a mi curiosa pregunta, necesitaba saciar mis dudas y no iba a dejar que volviese a pasar mi oportunidad.

- Sé que sonará estupido proviniendo de mi persona pero - sus nervios eran más que obvios en aquel momento, el rubio de tés blanca aplicaba aún más presión sobre su brazo causando una extraña inquietud en mi - Tzk... Parezco un niño pequeño, jaja sabes que llevo años sin hacer esto y creo aquí no es el lugar indicado para hacerlo - soltó su agarre y con la mano tembladisa dio un pequeño chasquido.

Nuevamente sentí un indescriptible mareo, me ganaba la idea de que fuese capaz de hasta escupir mis propias entrañas de lo fatal que me sentía, ¿que donde estábamos ahora?, adivinen, por supuesto que en esa misma pequeña, pero lujosa casa a color blanco que solo provocaba a mi consciencia atestiguar una vez más las imágenes del pasado, ese primer beso "real" que tuvimos después de un lindo baile tan romántico que terminó por unirnos de alguna manera, pero que ahora no significaba ¡nada!, joder nada.

Al aparecer en aquel dulce lugar me dejé caer sobre la suave alfombra blanca que yacía a mis pies, ya no era capaz siquiera de mantenerme de pie, había perdido todo aquello que alguna vez hizo alusión a mi apodo...