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Me encontraba mirando la televisión para intentar dejar de pensar en Urashiki; sin embargo, por más que lo intentaba me era imposible y más sabiendo que Boruto se encontraba allí afuera buscando pistas sobre él.
— ¿Estás preocupada por mi hermanito? —me preguntó Himawari al momento en que sostenía mi mano como en una forma de calmar mis nervios—. ¿Quieres abrazar a mi shukaku? Eso siempre me hace sentir mejor.
Himawari me mostró el peluche del shukaku y al verlo no he podido evitar soltar una pequeña risa al ver el gran parecido con el verdadero.
—Gracias, Himawari.
Abracé con fuerza el peluche que me había entregado Himawari y al hacerlo me he aliviado un poco e iba a darle nuevamente las gracias a la pequeña hermana de Boruto, pero al oír como la puerta principal se abría me he quedado callada.
—Bienvenida de regreso, mamá —saludó amablemente Himawari al momento en que se acercaba a la puerta principal—. ¿Pudiste...?
— ¿Himawari? —pregunté confusa al verla quieta mirando la puerta con terror y al ver a la persona que había ingresado me he quedado inmóvil—. ¿Cómo...?
— ¿Qué cómo logré ingresar aquí? —formuló la pregunta que yo no había podido terminar debido a que me encontraba todavía sorprendida al verlo—. Los de Konoha han caído en una trampa tan simple.
Iba a mencionarle algo, pero al ver lo que traía consigo me he quedado todavía más sorprendida.
—Eso es...
—Veo que todavía recuerdas la reliquia de nuestra familia. Eso es bueno, ya que, me ahorras el tener que explicarte lo que debes hacer.
—No lo haré. No pienso ayudarte —dije con firmeza mientras lo miraba fijamente y él al oírme ha fruncido el ceño—. No voy a traicionar a Konoha, Urashiki.
—Es por esto que estaba en desacuerdo con enviarte a este lugar, pero como siempre Momoshiki nunca me escucha... —soltó un suspiro—. Bien, si no lo harás por las buenas...
Inesperadamente Urashiki había sostenido con fuerza a Himawari y al ver aquello me he aterrado.
—Princesa...
— ¿Y bien? ¿Qué hará la princesa en esta situación? —me preguntó mientras acercaba su arma al cuello de Hima.
Mordí mi labio inferior de la frustración al no poder hacer nada contra él en ese momento, ya que, sabía perfectamente que él no lo pensaría dos veces y dañaría a la pequeña Uzumaki si yo me negaba.
—Te ayudaré... pero deja a Himawari.
Urashiki me miró con una sonrisa siniestra antes de quitarle el chakra a la pequeña Uzumaki y así lanzarla al suelo sin consuelo.
