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Con Boruto nos encontrábamos comiendo hamburguesas mientras esperábamos a Mitsuki. El día de hoy Konoha se encontraba repleta de ninjas de otras aldeas debido a que se realizarían los exámenes Chuunin.
—Mitsuki se está tardando —mencioné algo preocupada, pero en ese momento mi atención se la llevó un chico que colocó su bandeja en nuestra mesa—. ¿Eh? ¿Sucede algo?
—¿Les importaría cedernos sus asientos? —nos preguntó con una sonrisa de superioridad a lo cual lo hemos mirado confundidos—. Ustedes son dos y nosotros somos tres. Lo normal es un grupo grande ocupe la mesa, ¿no?
—Nosotros también somos tres —le informaba Boruto de manera seria—. Es solo que el último no ha llegado.
—Ese no es nuestro problema. —nos dijo el compañero del otro tipo.
—Culpen al que llega tarde.
—Así es —les dio la razón a sus compañeros—. Si ya han entendido, muévanse.
—Dime. ¿Puedo darles una lección, Boruto? —le pregunté sin quitarle la mirada a aquel chico arrogante—. No me gusta su modo de actuar.
—Conque Boruto, eh. Así que tú eres el hijo del séptimo Hokage —mencionó con una sonrisa arrogante mientras miraba a Boruto—. Imaginaba que sería alguien grandioso, pero resultó ser un debilucho.
—Tú... —murmuré presionando mis puños al ver como se burlaban de Boruto, pero antes de que pudiera hacer algo había aparecido Mitsuki. —¡Mitsuki!
—Lamento llegar tarde —nos ha dicho con una sonrisa para luego verme—. ¿Ellos te han hecho algo?
—No. Aunque llegaste en el momento justo —dije con una sonrisa—. Iba a golpearlos si no llegabas.
—Me hubiera gustado ver como los dejabas inconscientes.
—Todavía puedo hacerlo —mencioné mientras me levantaba para luego ver fijamente a aquel chico—. Dime. ¿No quieres correr?
—¿Quién te crees que eres niña tonta? —preguntó con el ceño fruncido—. Una inútil como tú nunca podría vencerme.
—¡Oye, no te atrevas a insultarla! —exclamó Boruto enfadado—. ¡Nadie tiene permitido insultarla! ¡¿Me oíste?!
—Solamente digo la verdad.
—Eh. ¿Quieres averiguar si soy inútil? —pregunté con una sonrisa para luego activar mi byakugan, pero al momento en que iba a acercarme había sido rodeada por una especie de arena negra—. ¿Qué sucede?
—Pelear aquí no sirve de nada —habló un chico, el cual al ver su bandana me di cuenta de que era de la aldea de la arena—. Deberían de detenerse.
Lo miré fijamente de manera inexpresiva mientras sentí su chakra, el cual había llamado mi atención debido a lo fuerte que era.
Sabaku no Shinki, así se había presentado aquel chico que había detenido mi posible pelea contra la persona que se estaba burlando de nosotros. Yo lo miré fijamente pudiendo notar su mirada seria e intentando intimidarme, pero eso no me afectaba en lo absoluto.
