Capítulo 52 | El león y su minina

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JAMAL

"A veces olvidaba que no siempre hubo frutas que se dieran así de rápido, De niño iba al supermercado con mamá y a veces el oficial Johnson. La sección de las frutas y las verduras era la que menos me gustaba, pero con el paso del tiempo me di cuenta que cada vez había menos frutas y verduras, "La crisis alimentaria" la llamaron, o así se referían en la televisión. Mucha gente, poca comida, sin embargo, la Genoma una compañía de investigación genética y parte del consorcio comercial de BUY&SPEND. Resolvió la crisis con los mega alimentos."

Poco a poco la vida regresaba a aquel pueblo, una enorme empalizada hecha con madera y placas de metal rodeaba al pueblo. Y la gente comenzaba a aclimatarse a la vida como una colonia. En los techos y los jardines de cada casa había hortalizas que daban bayas y frutos, aunque de un extraño color blanco. Leshawna decía que se debía a los injertos genéticos que habían hecho en la comida. El sabor no le molestaba a Jamal o a nadie, estaban ya hartos de comer puré de sardinas de sardina de la fábrica de enlatados en Pittsburg. Incluso se podía sentir un mejor ambiente en el pueblo, sin las raciones forzadas que Sweet-T otorgaba, los hombres y las mujeres dejaron de estar desnutridos. Jamal caminaba por el pueblo y se dirigió a la alcaldía donde el consejo se había reunido para hablar sobre cómo sobrevivir al invierno.

--Tenemos que impermeabilizar todas las casas habitables. —Dijo John Steele. Un hombre de mediana edad, de cabello rizado y una barba negra y gris. –Siento este dolor en la pierna nuevamente, va a nevar y con las nevadas se concentrará el frio.

--Aún tenemos a muchos hermanos y hermanas sin casas particulares todavía.—Dijo Jamal, el muchacho había decidido no intervenir, pero por alguna razón una voz en su interior le decía aquello que faltaba y que tenía que ser solucionado.—Deberíamos tratar de impermeabilizar el refugio temporal, y soportar ahí dentro el invierno. Y nos preocuparemos por seguir otorgando las viviendas en primavera.

--Poner a todos los hombres y mujeres en un lugar enclaustrado todo el invierno... "claro que es lo que podría salir mal de eso"—Respondió Leshawna, por su tono que denotaba ironía, Jamal supo que no estaba de acuerdo. –Si encerramos a los hombres y mujeres en un solo lugar durante el invierno, no sobreviviremos para la primavera. Son demasiados para un ambiente muy pequeño. Tenemos que buscar la forma de crear otros lugares...Creo que la mejor forma sería mandar recolectores de todo lo que pueda ser útil a ciudades cercanas.

"Pensé que no querías que nadie más hiciera trabajos de chacal" pensó Jamal. El muchacho quería decirle pero entonces una voz en su interior le contestó.

"Aún no, deja que termine de hablar." Respondió aquella voz, una voz masculina que hacía eco en su interior. Le pidió que se mantuviera, Jamal sintió como si fuese su padre quien le ordenaba esperar.

--No tenemos ni suficientes armas o vehículos equipados para hacer viajes fuera de la colonia.—Respondió Assman.

--¿Qué no habías traído suficientes municiones? —Preguntó Leshawna.

--No suficientes para todos. —Respondió Assman.—La purga de los irradiados costó muchas balas.

--Tenemos que aprender a crearlas. —Dijo Assman.

--¡No, definitivamente no! —Exclamó Leshawna. El grito de la chica sorprendió al resto del consejo. John Steele hizo gestos de desaprobación. Kira Moriah quien era una mujer relativamente joven, ya estaba en sus tardíos treinta. Asintió con la cabeza.

--Estoy de acuerdo con Leshawna, las armas fueron lo que condenó al mundo a la aniquilación nuclear. Debemos buscar un método más pacífico, nosotros que tenemos una segunda oportunidad de hacer bien las cosas, debemos aprovechar.

Días de Anarquía: Año 7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora