Capítulo 10 | Prisión

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ERICA

Judas estaba ahí, mirando al frente con las luces parpadeantes sobre él. Tenía sus manos entrelazadas sobre la mesa de aluminio esposadas. El hombre no parecía estar nervioso en absoluto. Érica ya había visto a los delincuentes antes con alguna señal de nerviosismo, pero Judas, no estaba en absoluto preocupado por su situación.

"Y porque iba a estarlo, es un hombre que sobrevive en Tierra de Nadie, Una sala de interrogación no se equipara con nada al Yermo". Pensó Érica, a su lado estaba el capitán general Richard Pierce. Bebiendo el café malhecho de la estación de policía.

--¿Y qué estamos esperando? —le preguntó Érica a su superior

--Esperamos a La Alcaldesa, ella en persona quiere ver a este tal Judas con sus propios ojos.

--Entiendo... ¿Y está enojada? —le preguntó Érica.

--Bueno, perdiste a Brayan. Nuestro consultor, al que específicamente te dije que no lo mataras.

--No lo maté, él huyó. —respondió Érica.

--¿Él huyó?, ¿En serio?

--Sí, yo no tuve nada que ver con su muerte, él solo se fue corriendo por el yermo, después de tratar de cortarme el brazo. Espero que este muerto, ese hijo de puta nos abandonó en el primer momento de peligro.

--Érica...

Entonces se abrió la puerta, y entro la alcaldesa, La expresión en su mirada era fría, no parecía acusar a alguien, pero Érica sabría que ya llegaría la ocasión en la que le tocara que la culparan a ella.

--Así que este es el tal Judas, Es más pequeño de lo que pensé—respondió la alcaldesa. Puede que El Brayan haya sido más alto que él.

--No, hay que subestimarlo Alcaldesa, este es un hombre que ha sobrevivido en el Yermo por un largo tiempo. Creo yo. —dijo el Capitán General.

--Y también es un hombre que sabe cómo pelear contra Los Reyes. –dijo Érica.

--El informe decía que hizo algo terrible para que Los Reyes lo hayan expulsado a Tierra de Nadie. —dijo La alcaldesa. —¿Y sus niveles de radiación?

--No hay problema, están en el promedio, lo cual es algo muy sorprendente para alguien del yermo. No hay riesgo de que se convierta en un irradiado. —respondió Richard Pierce

--Bien, vamos a ver de una vez, --dijo la alcaldesa. Y entró a la sala de interrogación. Seguido por el capitán y la teniente.

Los tres se sentaron y Judas no hizo ninguna expresión al respecto, no se impresionó ni mucho.

--Soy la Teniente Érica Gallen y estos son mis superiores, El Capitán General Richard Pierce y Katrina Schwartz la Alcaldesa de la cuidad.

--Es un gusto—respondió Judas, en un tono seco.

--¿Y cuál es tu nombre? —le preguntó Érica a Judas.

--Judas...—respondió el hombre. —Pueden llamarme Judas.

--Judas, muy bien, ¿Sabes porque estás aquí Judas?

--¿Porque soy diferente a ustedes? —dijo Judas. —Creo que esa es suficiente razón para haberme atrapado.

--Bueno, a decir verdad, Sabemos solo un par de cosas, sabemos que eras parte de Los Reyes y después ya no.

--Hm, parece lógico. —respondió Judas.

--¿Por qué? —le preguntó Richard Pierce. --¿Qué fue lo que les hiciste a Los Reyes para que te convirtieran en eso...

--Los Traicione...respondió Judas.

--¿Porque? —le preguntó Érica.

--Porque, están enfermos—respondió Judas. —Matan gente inocente. Secuestran niños, violan mujeres.

--Es por eso que te hicieron lo que te hicieron, porque ya no querías matar gente inocente.

--No, no es por eso—respondió Judas.

--¿Entonces por qué? —le preguntó la Alcaldesa--¿Porque Los Reyes te convirtieron en un Judas?

--Es complicado—respondió Judas. —Lo poco que he visto de su ciudad, es que no ha cambiado nada desde la caída de las bombas. La vida en el Yermo es distinta, todo ahí es distinto

--¿Distinto, a que te refieres?

--No podrían entenderlo, y si lo entendieran no desearían salir nunca más de esta ciudad, si fuera ustedes me prepararía para lo que vendrá.

La alcaldesa se levantó de su asiento y se inclinó hacia Judas.

--¿Qué es lo que vendrá? —le preguntó la alcaldesa.

--Anarquía. Esos hombres que escaparon probablemente ya le haya dicho a Fernando Reyes de este lugar. No me importa lo que quieran hacer conmigo, si me encierran, si me matan, pero solo les pido que entierren esa caja...es lo único que les pido. Entierren esa caja

--Te propongo algo, hace poco teníamos uno de ustedes, un miembro de la Banda de los Reyes que nos servía como consultor. Pero lo perdimos. Si prometes cooperar con nosotros, enterraremos esa caja. Esa es mi oferta. —respondió La Alcaldesa.

--Si ustedes creen que se hacen un favor al salir a Tierra de Nadie. No saben lo que les espera, a cada kilómetro está la posibilidad de encontrar tormentas radioactivas, bandas y tribus de saqueadores, En las ruinas de las ciudades hay hordas de irradiados y si sobreviven a todo eso, jaurías de ratas del tamaño de perros y peor...

--Bueno entonces supongo que no tenemos nada más que discutir –dijo La Alcaldesa y se levantó de su asiento. Los desayunos son a las 9, las comidas a las 4 y las cenas a las 10. Estarás bajo el cuidado del Capitán General Richard Pierce, Su pongo que en tu caso puedes llamarlo alcaide.

Todos sabían exactamente lo que estaba pasando, La Alcaldesa Katrina lo había hecho un prisionero más. El Capitán General y Érica se miraron mutuamente. Sabían que esto no se podía quedar así.

Así que salieron de la sala y dejaron a Judas solo de igual manera no iría a ningún lado, estaba esposado El Capitán general fue el primero en adelantarse.

--Alcaldesa espere—dijo el Capitán Richard

--Déjame ir Richard, estoy muy enojada en este momento. —respondió la alcaldesa.

Y Érica no la culpaba Había sido difícil mantener la ciudad en pie antes de El Brayan, el hombre por más simple y bárbaro que fuera sabía cómo pelear y sabía cuándo Los Reyes iban a atacar. Sin él no iban a ser capaces de mantenerse en pie. Pero este hombre sacado de Tierra de Nadie parecía prometer grandes esperanzas.

--Se me ocurre una idea Alcaldesa, --Respondió Richard Pierce. —Una idea para hacer que este hombre nos apoye. 

Días de Anarquía: Año 7حيث تعيش القصص. اكتشف الآن