Inconscientemente mi mano fue a parar a la suya, dándole un pequeño apretón y entrelazando sus dedos con los míos. Quería que se sintiera apoyado y querido en este momento. Conforme hablaba se mostraba más desprotegido, como un niño perdido.

-Es aquí donde te digo porque reaccioné de esa forma hace unos días.-sentenció y me dio una breve mirada antes de bajar sus ojos a nuestras manos-. Verte a ti, tus cicatrices, el fruto de haber luchado tanto para al fin perder fue como darme un golpe en el estómago. Cuando yo estaba sumido en tanta mierda intenté hacer lo mismo, __________.

Aflojó el agarre de nuestros dedos para girar mi mano y subir de nuevo la manga de mi blusa. El cuadro te rompía el alma.

-Ver esto.-señalo conforme sus dedos ahora temblorosos volvían a definir los relieves de mi piel-. Me hicieron sentir de nuevo perdido, de nuevo roto. Conocerte había sido de las casualidades más bonitas de mi vida, no nos conocíamos ni de hace un mes y yo te pensaba a diario, pensaba en la chica que me había ayudado a recoger mis cosas cuando regresaba de un curso a un campus universitario. Quise conocerte más y me sentía afortunado cada que me topaba contigo. Te adheriste a mi mundo con tanta facilidad como si siempre hubieses estado en el. Veía en ti tanta fuerza y tanta nostalgia... Era mirarme en un espejo. Por eso reaccioné tan idiotamente, sentí miedo de experimentar de nuevo toda esa etapa oscura que me golpeó en la cara en cuanto vi tus cortes. Vi en lo que estuve a punto de caer, en lo que hubiera hecho de no recibir ayuda pronto y me dolió el que no hubiese estado nadie para ti. Sé que te lastimé y no hay excusas suficientes para perdonarme pero en ese momento me sentí asfixiado, impactado, como si me fuera necesario escapar; lo cual hice. No quería quedarme.

Una sola lagrima se me escapó y no intente secarla. Se deslizó humedeciendo mi mejilla y se perdió donde terminaba mi barbilla. Este chico tan dulce y tan gentil con todos estaban tan roto como yo y ni siquiera se me había pasado por la cabeza la raíz de todos sus problemas. Había sufrido por no saber que hacer con su vida, por miedo al futuro, cargado con la presión de complacer a todo mundo y cumplir las expectativas (las cuales eran altas) de sus padres. Tanto peso sobre sus hombros había terminado por derrumbarlo.

Debí saber que era una razón de peso para su reacción pero sintiéndome tan herida no había hecho más que suponer.

No todo en la vida era yo, yo y yo.

No existía solo mi dolor. A diario la gente sufría por distinta cosas y a cada segundo, alguien, en algún lugar del mundo perdía sus batallas. Mi lado maduro captaba ese argumento pero el otro, el que causaba problemas, me gritaba al oído que Luke no había sufrido tanto como yo al perder a un ser amado.

Él no había perdido a Niall.

Dos pequeñas _________'s revoloteaban por mi cabeza y la buena quería golpear en la cabeza a la que solo pensaba en destrucción negativa.

-Di algo...-escuché pedir a una voz repentinamente cansada. Enfoqué su rostro que estaba mortalmente serio. ¿Qué tenía que decir?

-¿Cómo...?¿Cómo lo superaste? -quise saber, desvíe la mirada inmediatamente porque el verlo a los ojos resultaba doloroso. En cambio apreté más su mano que descansaba sobre mis cicatrices. Ver su piel blanca y de repente imaginarme las marcas que la hubieran adornado de no ser capaz de resistir un poco más me hacían sentir enferma. No podía imaginar cortes de cuchillas en sus brazos. No quería que se lastimara. Intentó cortarse para aliviar tensión pero se había detenido a tiempo. Tal vez él había querido desaparecer, dejar este mundo. La sola idea me parecía intolerable.

-Tenía diecisiete años cuando Calum me dio un ultimátum. Dijo  que si quería echar a perder mi vida estaba bien, pero que no esperara que él o mi familia estuvieran al final para recoger los pedazos. O recibía ayuda o tendría que decirle adiós a todo lo que amaba. Estaba alejando a la gente, mi mejor amigo estaba a punto de darse por vencido conmigo. Tenía razón, estaba jodido. Dieciséis años era una edad muy temprana para empezar a tomar, fumar, hacer las cosas que estaba haciendo y mis diecisiete hubiesen sido iguales pero me salvaron a tiempo. A Calum le debo mucho. Estuvo a mi lado cuando me disculpé con mis padres, me consiguió trabajo de medio tiempo en una tienda de música y compró junto conmigo la camioneta, me acompaño a terapia con un especialista... Inclusive me matriculó para un curso de inducción a la Universidad que duraba una semana.

Forte Oscurità [Hemmings] |Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora