81. "Estira y afloja"

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Las tensiones disminuyen gradualmente conforme Diego va demostrando su capacidad de liderazgo y solución de problemas. Me encanta verlo tomar el control de la situación.

Una vez que las cosas están un poco más calmadas, doy un pequeño paso más al mostrarme amistoso y casual. Acercarme a él como un amigo en el que puede confiar. Solo que, para nada quiero ser su amigo.

Y a juzgar por las miradas indiscretas que dirige en mi dirección, estoy completamente seguro que él tampoco quiere solo eso. Si bien al principio evitaba las zonas donde podría encontrarme, poco a poco voy notando su constante presencia, incluso sé que da rodeos con tal de verme. Por más que trato de fingir que no me doy cuenta, resulta imposible. No sonreírle o saludarle de vuelta sería grosero de mi parte ¿cierto?


Un día especialmente complicado, decido "esconderme" de todos en el cubo de escaleras para poder comer un emparedado en paz. Y aún ahí es capaz de encontrarme justo cuando estaba hablando con Susana y la pequeña Sophie.

–Lic. ¿no me digas que se descompuso el elevador? –Trato de esquivar el tema, pues me ha escuchado decir un "te quiero" que no debía. Deseando a la vez que no sea esa su razón para buscarme.

-No mi arqui, solo quería estirar un poco las piernas. –Uff, menos mal. Espera. ¿Acaso dijo MI arqui? Esto cada vez va mejor.

-Así que, el segundo al mando he. –Tenía tantas ganas de felicitarlo que no me puedo contener al tenerlo aquí, a solas.

-Acabo de llegar, aún no tengo mucha idea de cómo piense el señor Xoxpa, quizá solo sea una especie de novatada para ver si doy el ancho. –con una fuerte exhalación se sienta a mi lado. Me alegra que por lo menos, aún podamos sincerarnos con total naturalidad.

-Vamos hombre, poco a poco te está dejando a cargo. – Sin intenciones ocultas, intento darle ánimos.

-Espero que sea como tú dices. –Voltea a verme. Su rostro está tan cerca al mío que mi cuerpo en automático busca la cercanía y el contacto con el suyo.

-Deberías usar más tu anillo. –Dice de pronto, rompiendo bruscamente el encantamiento.

- ¿Perdón?

-De matrimonio, la sortija. Escuché a unas señoritas especular sobre tu disponibilidad.

¿Mi disponibilidad? ¡jajaja! Pues no, para nada estoy disponible.

- ¿Y qué les contestaste? –Pregunto coquetamente.

- Les advertí que ya estabas apartado, por supuesto. –Desde siempre, por ti amor mío.

- ¿Enserio? –Inquiero mientras me acerco nuevamente a él.

-Sí, también les aclaré que tienes una hija y esposa esperándote en casa. –Tan dura como una pared de concreto, la verdad me detiene en seco.

-Oh. ya veo. Tienes razón, lo usaré más seguido.

Vuelvo a colocar la sortija en su lugar. Abatido al darme cuenta que no piensa en mí de la misma forma que yo en él. Me levanto y antes de irme le pido mantener la existencia de ellas fuera del conocimiento de los demás. A lo cual accede sin preguntar más.

-Nos estamos viendo luego mi lic. – me despido de él antes de abrir la puerta del siguiente piso.

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Lo que al principio pintaba como una aburrida cena de negocios con una cliente potencial, se convierte de repente en una oportunidad para acercarme a Diego en el plano social. Lo curiosos es qué, si no fuera porque Said es mi rival, incluso podría llegar a caerme, no tan mal.

The Teacher's Son [Gay + Adultos]Where stories live. Discover now