71. "Promesas rotas"

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71.

"Promesas rotas"


La calidez de su cuerpo contrasta con el frío de las sabanas. Como si de una lámpara mata insectos, me siento inexorablemente atraído por él, lo rodeo con brazos y piernas como un pulpo atrapando a su presa. A la vista de cualquiera podríamos parecer un solo cuerpo, una sola entidad. Para mí no es suficiente, necesito más. Con palabras entrecortadas refrendo el amor que le profeso, a la vez que muevo mis caderas rítmicamente buscando entrar, fundiéndonos al fin en la hoguera del placer.

- ¡Ah! ¡Diego! –Exclamo extasiado a mitad de la noche, tan alto que, termino por despertar de un vívido sueño.

A quien tengo entre mis brazos no es el amor de mi vida, solo es una almohada.

No es el primero, y estoy seguro tampoco será el último de estos sueños, han sido regulares desde el día que mi novio se marchó, hace ya casi un año

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El último semestre de preparatoria pasó tan rápido que a estas alturas no sabría decir cómo es que termine la preparatoria. Fuera de clases el ambiente terminó siendo aburrido. Si bien de vez en cuando coincidíamos casi todos para almorzar (excepto Moni que no me perdonó ni volvió a dirigir la palabra); o aquellas charlas triviales cuando compartíamos clases con alguno de los chicos, la mayor parte del tiempo la pasamos dispersos, pensando cada quien en sus futuros académicos.

Las peleas con otros bullies cesaron en gran parte debido a que Donato no fue recibido en ente curso, nunca creí decirlo, pero extrañé los encontronazos que teníamos, no porque lo apreciara o algo por el estilo sino porque por lo menos tendría a quien golpear cada que estuviera de pésimo humor.

Carlos bien podría suplir el puesto de saco de box, se lo ganó a pulso cuando Diego en una de las últimas pláticas que tuvimos, me confesó cuando este lo había besado a la fuerza solo para probarse así mismo si era o no gay. Me dio tanta rabia que me prometí decorar el estacionamiento con sus sesos en cuanto lo viera acercarse con su cara de inocente.

Cuando los rumores sobre su reconciliación con "puchoncita" llegaron a mis oídos, pensé que eso ya sería suficiente castigo, lo cierto es que lo mejor o peor estaba por llegar unos meses después. Antes de que los rumores corrieran como un río embravecido, a él se le vio decaído y con la mirada perdida. Todo mundo se asombró cuando renunció no solo a la capitanía, sino también al equipo mismo. ¿Porqué? Bueno, porque tomó un empleo de medio tiempo como mesero en un pequeño restaurante.

Casi al mismo tiempo, puchoncita fue vista acomodarse una apretada faja con la ayuda de sus amigas en el baño; amén de que más de uno la escuchó decir que no quería comer porque tenía nauseas. Para la graduación, no había manera de ocultar su evidente embarazo.

Semejante chisme ocupó las mentes de toda la escuela dejando de lado las ausencias de Diego y Tony.

Respecto a nuestro amigo soldado, él si regresa con relativa frecuencia a visitarnos, aunque sería más realista decir que viene a ver a su novio Andrés. De alguna forma, hasta donde entiendo, han logrado llevar una relación a distancia lo mejor posible. La pareja no se separa ni un momento cuando Tony tiene licencia, sin exagerar podría asegurar, no lo deja ni ir al baño solo, por tanto, constantemente nos burlamos de ellos al llamarlos "siameses". Lo cual en cierto modo dificulta la interacción con los demás, un par de veces he notado como Tony se me queda viendo indeciso, como si quisiera decirme algo, para luego ser interrumpido por algún comentario Andrés.

The Teacher's Son [Gay + Adultos]Where stories live. Discover now