Cap: Eleven

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Hace media hora que la ojigris había roto las puertas del galpón y se había dirigido rápidamente a su habitación, encerrandose en su baño y metiéndose con ropa a la tina, dejando que el agua callera sobre ella.

Puede que el castigo haya terminado, pero el verdadero castigo apenas había comenzado hace media hora para la ojigris.

Cuando recobró el sentido de sus acciones y contempló la masacre que había causado, (por que de ése galpón solamente había salido ella cubierta totalmente de sangre), sintió vergüenza, esa vergüenza que siempre sentía después de sus castigos.

Un profundo sentimiento de repugnancia y odio de si misma se esparcia a cada intento de sacarse la sangre de su cuerpo, sangre que no le pertenecía.

Ese era su castigo, la culpa de haber acabado con la vida de todas esas personas la consumiria por días y no podía evitarlo.

Su padre lo sabía, sabía que a la ojigris no le gustaba matar, lo supo cuando hizo su primer castigo.

Cuando se enfrentó al asesino serial un mano a mano ella no sabía que hacer, eso pudo verlo claramente por las cámaras de seguridad, pero llegó un momento en el que la muchacha parecía otra persona.

Luego de haber terminado ese enfrentamiento y dejar al asesino serial irreconocible en el suelo, la ojigris pareció haber despertado de su estado de hipnosis y deseó no haberlo hecho al ver sus manos cubiertas de sangre y no muy lejos de ella una masa amorfa con la misma ropa de su contrincante, supo lo que había echo comenzando a llorar silenciosamente.

Esa era la primera vez que había matado a alguien.

La pelinegra contempló sus manos con más detalle, oliendo ese peculiar aroma a hierro proveniente de la sangre.

Ese olor la hacia querer vomitar, le recordaba a esos terribles días en el orfanato.

Después de ese día, Salvaje tubo la teoría de que la ojigris posiblemente tuviera una segunda personalidad auto creada para protegerse en casos extremos, reafirmó esa teoría en los siguientes castigos donde el resultado era el mismo, toda una masacre causada inconscientemente por la pelinegra.

Una vez intento entrenar esa segunda personalidad metiendo a la pelinegra en una serie de etapas llenas de pruebas tanto físicas como mentales, pero no había funcionado como él esperaba y no pensaba arriesgarse a precionarla.

No como aquella vez..

Aunque eso no detuvo al inmortal, con cada castigo subía el nivel de dificultad, viendo hasta donde podía llegar esa segunda personalidad.

Él no la veía como una debilidad, ni tampoco como algo útil a "La Luz",  simplemente le era algo.. interesante..

   (...)

Narra ____

 Ya era el cuarto día en el que el sótano se encontraba lleno de Superhéroes, desde que salí para cumplir con mi castigo no volví a entrar en ese lugar, solo deje un clon activo que hiciera mi trabajo de vigilancia mientras yo me encontraba encerrada en mi habitación.

Cuando ya me decidí que era el momento de salir, me dirigí a la cabina de control e hice desaparecer el clon que se encontraba allí recibiendo toda la experiencia de éste, luego me senté en la silla giratoria para ver las cámaras de seguridad y pensar en las órdenes que mi padre le había dado a mi clon en mi ausencia, obviamente no las comprendía pero tampoco las iba a cuestionar.

La Hija De Salvaje (Liga de la Justicia y Young Justice) [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now