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Alguna vez...

¿Has pensado en dejarlo todo?

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Observe atento la lista en mis manos, con los garabatos de gatos y llena de taches deformes, examinando que nada faltara.

El boleto junto al pasaporte estaban en mi billetera, la maleta desgastada estaba cerrada y llena de ropa, las fotografías en una caja, los muebles cubiertos de plásticos y algunos otros con tela.

El refrigerador ya se encontraba vacío, las cobijas envueltas en bolsas negras, y un ambiente vacío inundando el departamento.

Una vez más, me pregunté si estaba haciendo lo correcto, si tenía sentido continuar con esa locura de huír, pero para ya no regresar...

Finalmente en medio de todas las letras, el único paso que hacía falta completar, los correos pidiendo disculpas de mi partida; ya había entregado mi carta de renuncia y un cheque con los gastos de aquel departamento.

Saque el portátil de la maleta, y me senté frente al escritorio, esperando paciente que cargará, volví a echarle un visto a nuestra... Mi habitación.

Una vez coloque la contraseña, observe mi fondo de pantalla, Marinette sostenía una rosa junto al Mishu (Un gato que habíamos adoptado de un refugio, murió antes de que entraramos a la universidad), ella sostenía un brillo en su mirada, su sonrisa remarcada, en esa fotografía veía a la Marinette de la que me enamore, aunque sabía que si levantaba la mirada un momento, también vería a la mujer que había amado, y a la que únicamente amaré.

Abrí una hoja de Word, escribí en el encabezado: Sabine y Tom Dupain, los padres que siempre desee tener.

La línea negra parpadeo paciente a que yo agregará palabras, sin embargo no se me ocurría ninguna forma de comenzar formalmente una despedida, no les podría: Tom y Sabine Dupain, he decidido abandonar París, me enteré que su hija (la que se suicidó), esperaba una hija mía, que posiblemente se hubiera llamado Emma.

Reí ante mis ideas, donde expresaba todo el enojo que sentía, que aunque quisiera que fuera un odio por no pensar en mi, no lograba encontrar.

Mis ojos se dirigieron al buro, donde aguardaba una carta, con el sobre arrugado y manchada de tinta, suspiré, quizás...

Todo mi cuerpo se desconecto de mi cerebro, en menos de dos minutos ya sostenía en mis manos la carta que Marinette había escrito para mi.

Tome aire y con mis brazos temblando, la abrí, dentro esperaba una hoja doblada en 6 partes, al deshacer cada dobles, solloce al reconocer su letra, y reí al ver que seguía siendo tan complicada de leer.

Alguna vez... [Terminada] Where stories live. Discover now