Epílogo.

2.1K 149 108
                                    

Alguna vez...

¿Has pensado en el futuro?
.
Años después.

Observó su reflejo, sonriendo inconsciente, su barba comenzaba a ser más notoria, sus cabellos se encontraban peinados a la perfección, ya extrañaba ver las bolsas verdosas debajo de sus ojos, aunque no existía un motivo para tenerlas.

Suspiró, era un año más.

Pero era un año diferente.

No era porqué ese año no abría una Marinette teniéndole la mano por si las lágrimas comenzaban a brotar de sus orbes, ese año volvía a afrontarlo y quemaba por dentro, como los anteriores lo pasaría solo pero era una buena soledad. Ya se había acostumbrado a ello, con el detalle de que no estaba solo como antes.

Acomodo su corbata examinandose una vez más, dudaba

—Hey Mari, he descubierto tantas cosas, como que ciertamente los recuerdos más dolorosos son los que perduran, los felices se desvanecen en tus manos, mueren y se despiden con un soplo del viento, he descubierto que tu olor no es eterno, tu voz parece lejana, he descubierto... Que te estoy olvidando —bajo la mirada melancólico, después dio un largo suspiro y siguió rociadose perfume —era cuestión de tiempo, mi padre me lo dijo, tus padres, ella, mis nuevos amigos, y creo que al final lo acepto, te he dejado ir, al menos eso quiero creer —trago saliva, mientras tomaba el par de ramos de flores y las llaves de su automóvil —algunas veces, te hablo cuando miró al cielo, no me haces sentir solo nunca, aunque mi corazón ya esté en otros rumbos, eres parte de mi, de mi historia, en otras vidas te buscaré sabiendo que jamás te podré encontrar ya, pero sé que si alguna vez llegó a hacerlo, estaré bien con ello —subió a su automóvil, colocó las flores en el asiento del copiloto mientras movía un juguete atorado, se recargo en su asiento —han pasado años que parecen eternidades, días oscuros, días felices, días melancólicos y días que no me ha quedado otra más que soltarte, días donde me he mentido a mi mismo, días que he llorado en una cama compartida, días que he tenido hacerle daño a alguien más, días que he sentido que te estoy traicionando y sobre todo, días que he aceptado que te has marchado —encendió el automóvil, se miró por el retrovisor y sonrió al observar el dibujo en este, coloco las llaves y se dispuso a irse —el aceptar tu partida, fue una de las cosas más difíciles que me he enfrentado, no sólo era que no te vería esta vida, si no que nunca volveré a encontrar a mi Bugaboo, mi llama gemela, pero me he dedicado a ser feliz, y aunque aún duele ver tus fotos, no sentirte cerca, ya no me siento un mentiroso hipócrita ni un infiel traidor, es parte de la aceptación, no culparme por ser feliz sin ti —se detuvo en un semaforo, giró su rostro observando una dulceria, detuvo el automóvil, entró rápido y salió de la misma forma para seguir con su camino —está bien, todo lo que una vez vivimos está bien, yo puedo decir con toda certeza que... Estoy bien.

Se detuvo frente a las grandes puertas de aquel lugar al que antes temía, vio a familias entrar, otras salir llorando, personas solitarias como él que llevaban flores para sus difuntos, tomando todo el aire que le fue posible, dio un paso hasta estar dentro, donde tomó la seguridad que tenía para entrar por completo, recorrió entre las tumbas leyendo algunos nombres y fechas, hasta llegar a la tumba de Emilie Agreste.

Se coloco de cuclillas, agradeció que el lugar de descanso de su madre estuviera limpio, colocó las flores y vacío una botella de agua en los floreros de cemento que su padre había mandado a colocar para ella, según Emilie le había dicho, aún asistía cada semana a dejarle una flor, la rosa solitaria y casi marchita del otro lado lo confirmaban, observó a su al rededor, después se sentó en el suelo.

Alguna vez... [Terminada] Where stories live. Discover now