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Nino Lahiffe, había sido un hombre dispuesto a todo por amor.

Incluso a romper la ley y aunque le avergonzar a, el someter. Claro que cada que lo reflexionaba, se daba cuenta de que lo que expresaba no era más que simple y sucia... Obsesión.

Cuando era niño se enamoro por primera vez, de un linda niña que llevaba su cabello suelto, el cual se balanceaba con el viento, la que reía por cualquier motivo.

Creció a su lado, sin acercarse demasiado, viéndola madurar, caerse, levantarse, descubrirse, pero lo único que lamentaba vivir a su lado, era el de verla enamorada de su mejor amigo; ese mismo que trató de ayudarlo a conquistarla, ese chico que de cierta manera, la haría más feliz de lo que él lograría hacerlo, porque Adrien Agreste era un prototipo de ángel, el chico tan perfecto que parecía irreal.

Él era su mejor amigo, ella era la mujer por la que velaria hasta que su vida se apagará (siendo sincero, no esperaba que ella fuera la primera en caer en esa partida de ajedrez).

Así que sin dudarlo, viendo a esa joven de tez morena con la que compartía tanto en común, decidió arriesgarse, intentar olvidar a esa chica amante del rosa, trató de enamorarse de una periodista hábil, pero no lo suficiente para saber que sus sentimientos eran fingidos, que podrían quebrarse tan sencillo como el ala de una mariposa.

Después de todos los inconvenientes, vivió al lado de su amor (de manera indirecta), todos los momentos felices de su vida, al menos de los que tenía consciencia, llorando en silencio el no poder ser quien tomará su mano.

Marinette Dupain-Cheng era más que una chica adorable, también era un imán de problemas, sea del ángulo que se viera.

Y Marinette Dupain-Cheng, solo podía amar a una persona, a ese rubio con el que muchas veces decía "A pesar de los años, no logro aburrirme de estar a su lado, no dejo de seguir deseando estar a su lado y velar por él, creo que esto es el amor verdadero".

Detesto a su amigo, pero al final sabía que no era su culpa, así que siendo todo un patán, un traicionero, empezó a mover sus cartas; justo después de que el compromiso de sus amigos se anunciará, Marinette se presentó ante su puerta llorando, diciendo que no podía con todo eso; no hizo preguntas, sabía que ella no las quería responder.

Por primera vez, se sintió ese chico especial para ella, estaba llorando en sus brazos, no en los de Alya, no en los de sus padres, no en los de Adrien.

Esa vez su pecho se lleno de orgullo y esperanza, quizás esa era la bandera blanca para iniciar algo, así lo hizo, comenzando con pequeños detalles, los cuales ella recibía con una sonrisa tan falsa, que lo consolaba así como lo destruía.

Pero para él, aunque fuera una sonrisa falsa, sabía que podía convertirla en una real, lo cual resultaba en nada más y nada menos que una fantasía.

La vez que explotó fue cuando se entero de su embarazo, realmente estaba cansado de ser tan ignorado, no le importo lastimar a Alya, no le importo lastimar al supuesto amor de su vida.

En el presente, no entendía como no lo mando a la cárcel a la primera agresión, a la primera vez que lo descubrió acosandola.

No llegó a tocarla demasiado, besarla sin su consentimiento o apretar sus brazos hasta dejarle las marcas de sus dedos.

Ahora en el presente.

Observaba a su amiga (aunque por supuesto, no podía llamarlo así) llorar, cubriendo sus ojos.

Inmediatamente se transporto a cuando se descubrió el cuerpo de Marinette, Alya frente a él tratando de explicar que su amiga estaba muerta, que quizás era su culpa.

—será mejor que te vayas —habló, temeroso hasta cierto nivel, no sabía cómo podría sentirse su viejo amigo, había perdido un hijo, uno del que no sabía ni su existencia.

—sí... —limpio sus lágrimas, rememorando cuando era un niño y su padre lo regañaba por eso, "Eres tan dramático como tu madre", recordaba aquello a la perfección, pero jamás se había avergonzado por llorar, o por parecer una nena, de alguna manera pensaba que si no expresaba todo lo que sentía, llegaría a un punto sin retorno, pero en esos instantes, a pesar de estar llorando, de estar soltando todo, sabía que se estaba quebrando sin reversa, que está vez, ni los audios de Marinette lograrían armarlo de nuevo.

—No vas a cometer ninguna tontería ¿Cierto? —al Agreste soltó una carcajada sarcástica.

—hace unas noches iba a intoxicarme de alcohol, claro que no llegué a hacerlo, unas noches más atrás dormí a la interperie, no te preocupes, no me lanzare de un puente —trato de bromear, su cordura estaba en punto de quiebre.

—era niña —formuló, logrando que Adrien se encogiera en sí —no quería decírtelo, porque creía que sí lo hacía reaccionarias mal, aunque cuando decía eso, era como si deseara mentirse a sí misma.

—iba a ser padre de una niña —suspiró —supongo que no puedo pedirle explicaciones a una muerta —pronunció de forma sarcástica.

—a ella le hubiera gustado que siguieras.

—a mi me hubiera gustado saber que iba a ser padre, aparte que tu seguías enamorado de ella, que Alya sabía todo esto, que fingías ser mi amigo, que Marinette se iba a suicidar, me siento la chica de preparatoria engañada, todos saben que la engañan menos ella —soltó al tiempo que se reincorporaba.

—no fingía ser tu amigo...

—¿En serio? Bueno, no me interesa, gracias por recibirme esta vez, espero que Chloé este mejor, no la acoses, puede que se termine matando, de nuevo.

—Chloé estaba fuera de sus casillas, planeaba el funeral de su padre, explotó, yo la consola, aunque claro no puedes hacer mucho estando detrás de una reja, y entonces se volvió otra —señaló —tomó sus llaves, su bolso, dijo que tenía una misión que cumplir, media hora después me enteré que había intentado suicidarse, después de horas en espera, me informaron que cayó en coma, la muerte de su padre fue demasiado para ella.

—si eso quieres creer —pronunció, mirando hacia otra parte

—es como lo de Marinette —señaló —Adrien —el joven de tez clara lo miró, dando a entender que lo escuchaba —te odio por hacer que se suicidara —ambos se quedaron en silencio.

—yo también me odio, por amarla de una forma tan intensa, por hacer que me amara —susurró, listo para abandonar el departamento.

Una vez afuera, dio un largo suspiró, dudando en que hacer, tratando de encontrar una solución a esa incógnita que se formulaba en su cabeza.

¿Tenía sentido continuar con esa locura?

¿Tenía sentido seguir vivo...?

Alguna vez... [Terminada] Where stories live. Discover now