29.

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Alguna vez.

¿Dejaste de creer?

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—siéntense por favor —pidió, Sabine sujeto la mano de su esposo, el cual asintió dándole a entender que estaba bien con eso —¿Puedo preguntar a qué se debe el honor? —cuestionó, el rubio suspiró, apoyando a Tom en su tarea de sentarse.

Sabine movió las manos nerviosa, sin saber cómo empezar, y mucho menos sin entender que tenía el que ver.

—usted estuvo —trago saliva —en...

—voy a visitarla seguido —contestó, sabiendo que era difícil para ella terminar la oración —iba a ser la guardiana de los Miraculous, sin embargo...

—¿Cómo es posible que Marinette tuviera su Miraculous? —preguntó sin rodeos, sus esmeraldas se veían amenazantes y Fu sabía que no eran dirigidos precisamente hacia él.

—nunca tuve hijos, mi viejo amor cree que yo soy un mentiroso —soltó con tranquilidad —y Marinette fue una de mis mejores alumnas, confiaba de sobre manera en ella.

—¿Esta diciendo que mi hija fue una ladrona? —interrumpió Tom, a lo que Fu creyendo que era suficiente de palabras, solamente asintió.

—no sé como saben la verdad...

—Marinette no es una ladrona, mucho menos una mentirosa —fijo sus ojos en el Agreste.

—Tom, estaba el imán y el diario —sollozo Sabine, sentía su cuerpo dar pequeñas sacudidas, quizás se debía a la falta de sueño, o que no había comido más que un par de de rebanadas de pan —amor —susurró al tiempo que se ponía de pie —ya no puedo seguir con esto, perdónenme —susurró, girando sus cabeza hacia los presentes.

—¿se siente bien señora? —la mujer trató de ser firme, asintiendo con sus labios temblando.

—voy a salir —informó, dirigiéndose a la puerta a sus espaldas, para abandonar la habitación, respirando un poco más tranquila al percatarse de que había llegado justo a tiempo, antes de que el olor a incienso la hiciera desplomarse o que le causará, un ataque de pánico, como aquel que sufrió cuando llamaron informando que habían encontrado a su hija.

Tom miró de forma desaprobatoria al Agreste, después al curioso hombre que no conocía, siguió a su mujer para abrazarla con la dulzura que le hacía falta, tratando de de añadirle color a ese momento gris, porque aunque Marinette ya no estuviera para ellos, él estaría para ella, porque Sabine era su alma gemela, y si se venía abajo de nuevo, él lo haría a su lado.

Mientras tanto, el rubio rebuzco en la habitación hasta dar con la caja que tantos problemas había causado, más en el pasado.

—¿Por qué no me lo había dicho?

—no lo creí relevante —Wayzz (que había salido de su escondite ante la huida de los Dupain-Cheng) bajo su cabeza ante las palabras de su portador, evitando mirar al tercero.

—supuestamente perdió los Miraculous cuando ella lo hizo.

—y así fue, días antes de que esto sucediera, Marinette regresó los prodigios de Ladybug, sé que pensaras que era irresponsable dárselos cuando yo mismo se los quite para protegerlos.

—veo que no le soy tan indiferente —murmuró con un tono rebelde.

—pero mira, las cosas son así —relamio sus labios —Marinette vino suplicando hablar con Tikki, yo no lo impediría, después me pidió quedarse con ella unas semanas, esas semanas se convirtieron en meses —intercambio miradas con su kwami, el cual se limitó a suspirar —pero era precavida, no llevaba los prodigios por todos lados, ni había notas de que Ladybug había vuelto.

Alguna vez... [Terminada] Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin