2. El gran Akutagawa

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Alguien llamó y, sin esperar a ser invitado a entrar, la puerta del despacho del comisario se abrió y el corazón de Chuuya se aceleró al ver que era Akutagawa quien se incorporaba a la reunión.

Aunque era la primera vez que lo veía en persona, estaba habituado a su imagen gracias a las fotografías que acompañaban los reportajes periodísticos de sus casos.

Lo que más admiraba de él era su rostro serio, concentrado, como si estuviese siempre alerta del menor indicio que diera más pistas y resolviese antiguas dudas. ¡Cómo le gustaría a Chuuya poder tener un semblante calmado donde las emociones internas no se vieran tan claramente reflejadas!

¡¡¡Pero era en verdad el gran detective Akutagawa quien estaba en el mismo despacho que él!!!

De la emoción que sentía no podía hacer aquello que desde que su traslado había sido aprobado había decidido hacer cuando se lo encontrase de frente: arrodillarse en el suelo y pedirle que fuera su sensei. En vez de esto, se quedó mirándole con la boca abierta y notando como su piel empezaba a sudar por la emoción.

Akutagawa le miró fijamente un segundo, pareció que dictaminó algo sobre Chuuya y perdió cualquier interés en él.

Maldita sea, la primera impresión que se había llevado Akutagawa de él había sido decepcionante al 100% pues le habría parecido alguien sin ninguna valía para trabajar con él.

Debía arreglarlo enseguida.

¿Pero cómo?

—¡¡¡Ah, Akugatawa ! —le saludó con alegría el comisario Mori. —¡Qué bien que hayas llegado hoy tan temprano pues puedo así presentarte a nuestro nuevo compañero, el detective Chuuya Nakahara!

Chuuya pidió que Akugatawa le diese una segunda oportunidad pero este ignoró su mirada pidiendo atención y solo hizo una pequeña reverencia con su cabeza sin mirarle siquiera.

Aquello era una decepción total.

—Tengo unas galletas de Higuchi —le habló Akugatawa al comisario como si estuviesen los dos solos y Chuuya fuese un ser transparente imposible de ser visto.

—¡¡¡Ah!!! —soltó una carcajada divertida Mori —Creo que está es la tercera vez en este mes que te hornea unas galletas.

—La quinta —precisó Akutagawa mientras colocaba una bandeja tapada con un paño con corazones sobre la mesa de Mori, la destapaba apareciendo unas veinte galletas de un color marrón donde se podían ver los pedacitos de higo. Todas las galletas eran perfectamente redondas y todas apetecibles. —Estas son las mejores hasta el momento. Ya que  sé que va a seguir intentando sorprenderme con nuevas recetas, intento no demostrarle que las encuentro deliciosas porque sino al día siguiente vendría con un trailer cargado de galletas.

A pesar de su enfado consigo mismo por la patética imagen mostrada, Chuuya no pudo más que unirse a las risas del comisario Mori y es que el comentario de Akugatawa había sido tan ácido, sarcástico y divertido como los que él siempre había leído que su modelo a seguir en su profesión de detective efectuaba.

El comisario tomó una galleta y le dio una mordisco.

—Realmente están muy sabrosas.

Akutagawa asintió con la cabeza y mirando de pronto a Chuuya, quien sintió que sus orejas empezaban a emitir mucho calor porque no esperaba que volviese a interesarse por él, le ofreció:

—Pruébalas, te van a gustar en verdad.

Como un niño feliz que es aceptado por el alumno más destacado de la escuela en su grupo, Chuuya tomó con cuidado una de las galletas del plato y, con sus buenos aprendidos modales, mordisqueó la galleta son que cayese una sola miga.

Ahora me ves, ahora no me ves. BSD. Soukoku , Shinsoukoku. OC.Where stories live. Discover now