A Lisa no le gustan los libros, y yo me los devoró cuando me interesan. A Lisa le aburren las series, les cuesta seguirlas, prefiere las películas. Yo amo ver series.

Lisa prefiere las películas cursis de romance, con finales predecibles, mientras que a mí me encanta el misterio.

Lisa vuelve con dos vasos rojos llenos de cerveza, me entrega uno, y tras un brindis diciendo que soy la mejor amiga de todo el mundo, bebemos del sabor amargo que para nada me disgusta. A decir verdad, es lo único que tolero si de alcohol se trata.

Los ojos de mi amiga recorren el lugar, pero no como si estuviera viendo como todos se divierten, sino que parece estar buscando a alguien.

—¿Dónde está Wally? —le pregunto, bromeando.

—Se llama Carl —me responde sin dejar de estudiar el lugar—. Es el hermano de Billy.

Billy es el dueño de la casa, el anfitrión de la fiesta, el encargado de turno en la empresa para la que trabaja Lisa.

—Hemos estado hablando por Instagram —me sigue contando—. Me agrada.

Una sonrisa se plasma en su rostro, y si no fuera por la oscuridad del lugar, seguro que la notaría ruborizada.

—Y allí está —agrega y me señala de forma sutil. Sigo el camino que me indica, y veo a un chico alto, delgado y de cabello rizado que la mira fijo.

—¿Quieres ir? —Lisa me mira—. Estaré bien, en serio.

—Sólo será un rato, ¿si? —sonríe y peina su cabello rubio y corto.

—Tranquila, tomate tu tiempo. Estaré bien.

Lisa me abraza y me susurra, nuevamente, que soy la mejor amiga de todo el mundo, y luego se dirige en dirección a donde está Carl.

Cuando llega a su encuentro, bastan unos dos minutos, para que mi mejor amiga se ría. Eso es bueno. Espero que no termine siendo un idiota, porque Lisa tiene una fuerte atracción hacia ellos. Ojalá Carl sea una excepción.

Termino de beber la cerveza, me sirvo otro poco, salgo de la casa, y me dirijo al patio, que por cierto es grande y hermoso.

Lamentablemente está lloviendo, porque sino la gran mayoría de los invitados estaría afuera. Y digo que es lamentable por ellos, porque yo estoy disfrutando del sonido de la lluvia, y de la leve brisa.

Me apoyo en una de las columnas del pórtico, y cuando unas pequeñas gotas chocan contra mi rostro, sonrío. Esto es vida.

Mientras esté aquí, supongo que no la pasaré mal. Aunque no soy la única, hay unos tres chicos sentados en el suelo, manteniendo una plática entretenida. Y también hay una pareja, disfrutando del momento romántico que permite la lluvia.

Aquí afuera estamos bien, tranquilos, mientras que los que siguen dentro están gritando, bailando, y riendo con exageración. Prefiero esto, mil veces.

Alguien sale de la casa, un chico, y se apoya en la columna que está junto a la mía. Por el rabillo del ojo, veo que se cruza de brazos, y que al parecer, está mirando en mi dirección.

Cuando me armo de valor, y lo miro, sus ojos se encuentran en el patio de la casa, para luego observar el cielo nocturno.

—A mí también me rompieron el corazón una noche de lluvia —dice, y me mira. Con su cabeza señala a la pareja que vi antes, la cual se encuentra en la punta del pórtico.

Cuando los vi por primera vez, no parecían estar mal, pero ahora noto que el chico se agarra la cabeza con las manos, mientras que la chica observa el suelo con atención.

Como estrella fugazWhere stories live. Discover now